Siendo Molinenc de adopción, consideramos este restaurante como la mejor opción (y desde hace unos años ya), para mantener una cena íntima, o con alguna pareja más (poco espacio más te ofrece el local). El ambiente cuidado y coqueto, recuerda a un salón de una masía con una cierta gracia. Sus platos, sin lugar a dudas: garbanzos de Astorga con un salteado de butifarra y setas de primero, y el Bacalao a la llauna como segundo. Su carta es sencilla pero muy bien cuidada. Dejarse aconsejar con platos especiales como "Els Rovellons de botó" como entrante si el otoño acompaña.
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