Superando expectativas

Ha sido mi segunda visita a Dom Vinos o, mejor dicho, mi segunda alegría en Dom Vinos. Ya está dicho... mejor que la primera, igual de satisfecho, mejor tratado si cabe (aunque pudiera parecer imposible). Debo reconocer, e incluso lo comenté con Antonio, que iba con ciertas reticencias. Cuando se queda tan sorprendido y satisfecho como yo quedé en mi anterior visita, corres el riesgo de idealizar la experiencia y luego te puede defraudar la realidad. Pues no. En absoluto. Nada de decepciones. Por el contrario, como dice el título, se superaron mis espectativas. Para empezar, esta vez, comimos en una mesa normal en vez de en las altas con taburetes (gracias) y eso ya fue un punto a favor (aunque es lo de menos).

Obviamente nos pusimos en manos de Antonio para que nos presentase un menú maridado. Bueno... tremendo. Hay que vivirlo.

Nos recibieron con una copa de cava, creo que era Recaredo pero no lo recuerdo bien, y un aperitivo consistente en una regañá con una crema de pimientos verdes asados y jamón ibérico. Muy rico, la verdad.
Después, con ese mismo cava, nos sirvieron una sardina ahumada con mango liofilizado y una gelatina dulce de pimiento rojo. Espectacular. La textura y el sabor de la sardina, el sabor del mango y el contrapunto dulce del pimiento se acompañan a la perefección sin molestarse entre ellos.
Después me arrancaron la primera risa-sonrisa de sorpresa y agrado. Lo logró con un ajoblanco malagueño bien frío con helado de vino de málaga y aceite de oliva virgen extra. Se maridó con un Ariyanas Naturalmente Dulce 07. El plato soberbio. El vino... es de mis preferidos. El punto dulce del helado en el ajoblanco me hizo sonreir y un chorrito del vino en la última cucharada de la blanca sopa me hizo reir de deleite. Aquí Antonio ya toreaba con el público a favor. Pero aún quedaba porque la faena fue de dos orejas y puerta grande clamorosa.
El cuarto capítulo trajo una hamburguesita de ternera del valle del Esla con mostaza verde y se maridó con un Comoloco 2010 de Jumilla. la carne tierna, sabrosa y en su punto perfecto (al menos para mi). El vino suave y de trago fácil.
A continuación ravioli de codorniz. Ya lo probamos en nuestra visita anterior y lo recordábamos con mucho agrado. Lo tomamos con un Pago del Vicario Rosado Petit Verdot 2010. Un rosado muy intenso de color, casi tinto, que aporta frescura a la perdiz.
La sexta joya fue un bacalao confitado sobre una cama de pisto con algas. La textura del bacalao inapelable. El sabor, rico, rico. El pisto tenía un toque marino del alga pero seguía siendo pisto, reconocible como tal. Muy acertado ese toque del alga. Ese bacalao vino junto con un Elías Mora 2008 de Toro. Pescado típico en tierras castellano-leonesas que tiene que ir con un vino de los que allí se toman. Otro acierto. Otra risa de deleite
Otro plato contundente y ya conocido. Insuperable, sabroso, contundente... carrillada cocinada en grasa de pato y servida desmigada con aceite de trufa y sal de especias. nos dieron a probar esa sal de especias y era como un ras al hanout... comino, canela, cayena... La carrillada, como en la anterior ocasión, perfecta, pegajosita, jugosa. Conviene no olvidar la patata que la acompaña. No está ahí de adorno. Está para comerla y chuparse los dedos. El vino, una joya, un Chinchilla 2006 de Ronda. Vino fabuloso de una bodega fabulosa... ¿quien dice que en Andalucía no hay buenos tintos?
Ya a punto de rendirnos nos ofrecieron, y no pudimos rechazar, un arroz negro con un suave alioli y hueva (creo que de calamar). Suelto, en su punto de cocción y muy bien resuelto. Para acompañarlo vino una auténtica pasada de vino: una manzanilla pasada Sacristía AB 1ª saca de 2011. Sin palabras. Eriza los pelos, enamora desde la nariz, canta una canción de amor al oído a la lengua y se marcha dejando un recuerdo eterno...
Creíamos que ya estába terminado el ágape. ¡Ja! Prepostre y postre... Un plato de quesos con Trajinero añejo oloroso seco de Málaga y para acabar una crema de naranja y mango con nata... para el postre ya declinamos un vino dulce (muy a mi pesar...) porque ya no podíamos más. Tuvimos que pedir clemencia... jejejeje.
Finalmente un GT de Tanqueray Ten aromatizado con infusiones de frutos y hierbas. Fácil de beber, fresco y de gran ayuda para bajar la comida.

Mil gracias Antonio (y en tu nombre agradecer a todo tu eq1uipo). Mil veces que pueda, mil veces que volveré a comer a tu casa. A disfrutar, a deleitarme, a emocionarme y a reir. Ya sin "miedo" a haber idealizado la experiencia. Símplemente a dejarme sorprender por la comida y, por supuesto, por los vinos.

El precio... más que razonable visto lo que comimos y la satisfacción alcanzada. Diez platillos, ocho vinos que pudieron ser nueve...Perfecto. ¿Qué más se puede pedir?

Por cierto, Antonio... ¿quién disfruta más? ¿Nosotros los clientes o tú viéndonos pasarlo en grande? Porque lo pasamos como enanos...

  1. #1

    manubcn

    Excelente comentario, que transmite las sensaciones que ofrece este singular lugar. Veo que Antonio y su equipo siguen sorprendiendo, y en línea ascendente. Me ha gustado la frase de que no sabes si disfrutas tu más como cliente o Antonio como anfitrión, responde exactamente a la realidad.

    Que ganas tengo de volver y que lástima qu esté tan lejos.

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