Llevaba mucho tiempo queriendo visitar este restaurante debido a las excelentes críticas vertidas en "verema", pero por unas razones o por otras hasta el pasado día 13 no pude hacerlo.
Me presenté con mi esposa, nos pusimos en manos de Antonio para un menú-maridaje y empezó el espectáculo.
Para comenzar un exquisito bombón de foie con almendras caramelizadas, confitura de cebolla y pan con pasas, acompañado de cava Grimau.
Después un paté de erizos con fino y una copita de manzanilla en rama de no recuerdo qué bodega pero que estaba exquisita.
Luego un plato sorprendente, del que había oído hablar pero que aún no había probado: tapa de esturión de Riofrío ahumado y gelatina de malvasía. Este plato lo maridó con una copa de whisky de malta "Talisker" y el resultado magnífico.
Ya estábamos en la gloria pero ahora venían los platos principales. Primero fue un lomo de atún a la plancha, vuelta y vuelta, con crema de patatas y alga wakame y pisto. Para beber un tinto roble de Toro "Dominio del Bendito".
Después, el segundo plato principal, un "verdadero infanticidio": "chivo lechal de Canillas" exquisito y maridado con "Summa Varietalis" de los Montes de Toledo.
Ya no esperábamos más que un frugal postrecito, pero no, vino una "ruleta de quesos" Payoyo, Balanchares, Torta Finca Pascualete, Manchego Berrocal, Parmesano, acompañado de gelatina de pétalos de rosa y nueces y regado con una copia de "Alfonso".
Finalmente unos bocaditos de mousse de galleta María con filipinos, carajillo de anís con turrón, chocolate blanco con mousse de plátano y mousse de chocolate con vainilla, todo ello acompañado de un "Ariyanes Naturalmente Dulce" de Bodegas Bentómiz verdaderamente espectacular.
No faltaron tampoco para la digestión unos gin tónic de Botanic y fever tree con semillas de cardamomo.
Y lo mejor de la visita, la atención extraordinaria de Antonio y de su equipo. Málaga es una ciudad a la que siempre nos agrada volver por su clima, su cosmopolitismo, su gastronomía, sus gentes pero a partir de ahora ya tenemos otro motivo más: el DOM VINOS de nuestro amigo Antonio.
El local muy pequeño, parece que no está a la altura de todo lo descrito, pero pienso que si se trasladase a otro mayor quizás quienes visitáramos a Antonio, no disfrutaríamos tanto como mi mujer y yo lo hemos hecho, sintiéndonos como en casa.