Muy buen hacer

A los pocos minutos de efectuar la reserva telefónica recibo la confirmación de la misma via sms.
Hacía al menos dos años que no había vuelto a este restaurante y sinceramente creo que con el tiempo se supera. Una muy buena acogida en la entrada al restaurante por parte del hijo del propietario es el preludio del buen servicio que prestan tanto los propietarios como los camareros.
Una vez acomodados en la mesa nos trae la carta, los diversos menús entre ellos el de las cerezas, nos cantó los platos del día fuera de la carta y nos dejó la carta de vinos en la que como no podía ser de otra forma predominan los vinos de la zona.
Una cerveza de barril muy fresca sirvió para acompañar el aperitivo invitación de la casa.
Los primeros consistieron en una ensalada tibia de "russinyols i ceps" aliñada con una ligera vinagreta y una ensalada de crujiente de pie de cerdo también con su vinagreta.
A destacar que las setas estaban expuestas en una pequeña mesa junto a la entrada.
Con los segundos coincidimos y pedimos gallo de san pedro al horno, cocinado en su justo punto. Bueno y sabroso.
De postre un milhojas de tiramisú y un sorbete de gintonic al que le añadieron una buena dosis de ginebra premium.
El vino, una garnacha blanca con crianza en roble, Blanc dels Aspres servido a buena temperatura y con la cubitera con soporte de pie al lado de la mesa.
Dos cafés y dos mini chupitos servidos en un pequeño molde de chocolate, los chupitos invitación de la casa.
A destacar que no cobran el pan, por cierto hecho en horno de leña, ni el aperitivo. Detalle que se agradece y que se diferencia de otros muchos restaurantes en que la primera línea de la factura es servicio de pan y aperitivo.