Muy recomendable

El local es amplio y luminoso, techos altos, dispone de una sala principal y tres reservados. La decoración es de estilo clásico, paredes empapeladas, lámparas de araña (de lágrimas), muebles clásicos, etc., el conjunto sin ser de un estilo que personalmente me guste, queda armónico y elegante. Las mesas muy bien vestidas y con buena separación entre las mismas. Destacaría especialmente lo cómodos que resultan los sillones.

La carta de comidas no la ví, ya que la experiencia fue para comer en el programa de “Valencia Cuina Oberta” y se trata de un menú concertado. La vajilla y cubertería buenas. El servicio es joven, atento, dispuesto y muy profesional.

La carta de vinos es amplia y bien elegida, organizada por tipos y por indicaciones geográficas. El sobrecargo del vino me parece algo elevado, multiplica de media el precio del de tienda x 2,5. La cristaleria Riedel de la gama básica, de la serie ouverture magnum. El vino se sirve a su temperatura correcta y sigue todos los pasos de la liturgía de servicio: presentación, apertura, tapón, prueba y relleno.

Nuestra experiencia fue al mediodia dentro del programa de “Valencia Cuina Oberta”

El menú que ofrecían, consitía en:
• Crema de berengena, comino y sésamo.
• Taco de bonito en escabeche con tomate raf, sopa de ensalada y brotes frescos.
• Seta rellena trufada.
• Arroz meloso de pato, costillas y verduras de invierno.
• Crema de mango, violetas y yoghourt griego.
• Bomba de chocolate con praliné de avellanas.

Todas las elaboraciones bien presentadas y mejor elaboradas, entre las cuales destacaría la seta rellena trufada.

Acompañamos el menú con agua mineral, una botella de Alto Las Hormigas, otra de La garriga y unas copas de vino dulce de garnacha con los postres y cafés. Todo ello por 200,81 los cinco que compartimos la experiencia.

Me parece un restaurante sumamente recomendable.