Restaurante que tenía de mi lista de pendientes de visitar desde hace años por varias recomendaciones, por fin tuve la oportunidad.
El local ya se ha descrito de sobra en anteriores críticas con lo cual no me enrollaré más al respecto.
Servicio muy profesional, simpático y atento por parte de Mayte.
Carta de vinos amplia y con referencias interesantes, eso sí precios algo elevados y muy pocas opciones económicas, ninguna por debajo de 20 euros.
Escogimos el menú degustación de 38 euros para cenar compuesto por 4 entrantes, 1 pescado, 1 carne y 2 postres. Raciones muy correctas donde es difícil quedarse con hambre.
-Ajoblanco con carpaccio de carabineros y uvas. Lo que menos me gustó de la cena, excesivamente fuerte para mi gusto de ajo y vinagre, parecía hecho a base de germen de ajo. Estuve acordándome del ajoblanco hasta el día siguiente.
-Tosta de sardina, pimiento y pan de rosquilleta. Rica combinación y buen punto de la sardina pero sobraba una de las dos láminas de pan de rosquilleta, demasiado protagonista, con algo más sutil estilo una pasta filo hubiera ganado muchos puntos este plato.
-Huevo a baja temperatura con titaina de atun. Un nuevo ejemplo de la versatilidad que está dando el huevo a baja temperatura en los restaurantes. Genial plato para tomar como plato suelto, pero que para mi gusto personal no metería dentro de un menú degustación dada su contundencia de sabor.
-Crujiente de morcilla de Burgos con cebolla caramelizada. Un bocado exquisito, lo mejor de la noche sin duda.
-Corvina con puré de coliflor y ratatouille. Me encanta la corvina y me encanta que esté de moda, un pescado sabroso, que da mucho juego y económico, que más se puede pedir. En este caso acompañado a la perfección con un suave puré de coliflor y una ratatouille al dente y exquisita. Una pena haberme encontrado 3 espinas...
-Cochinillo con pan de cominos con higos y frutos secos. Buen punto del cochinillo, supongo que cocinado a baja temperatura, pero después de la contundencia de los anteriores platos hubiera agradecido un acompañamiento más fresco, estilo un puré de manzana.
-Sorbete de sandía con grappa. Me hacía falta algo refrecante para atacar el postre en condiciones y este sorbete me vino como anillo al dedo.
-Ganache de chocolate con canutillo de piña y coco. El canutillo un 10, la ganache le faltaba finura ya que se notaban tropezones de chocolate sin integrar, debido posiblemente una incorrecta emulsión a la hora de hacer la ganache.
Pan de dos tipos: normal y de pipas de calabaza.
Invitación de copa de vino dulce por ser de Verema.
Salí con un sabor agridulce, si bien hubieron con muchas cosas que me gustaron mucho como el servicio, el local, el buen producto, hubieron otras que no tanto como la excesiva fuerza de sabores para tratarse de un menú degustación, quitando el sorbete de sandía, todo tenía algún elemento cotundente. La próxima vez probaré comiendo a la carta.