Y digo descubrimiento para mí, porque la crítica avala este restaurante desde hace tiempo. Sensacional en todos los sentidos:
- El restaurante está decorado en ambiente clásico, pero acogedor y con gusto.
- Mesas, vajilla, cubertería, copas... de altísima gama.
- Materias primas de gran calidad y excelente elaboración. Pedimos una ensalada templada de pulpo y una selección de quesos como entrantes. Como platos principales cordero asado y chuletas de cordero; ambos platos francamente espectaculares (creo recordar que el cordero era de Aranda).
- Amplia carta de vinos a precios razonables. Pedimos (agua y refresco aparte) un Finca Sandoval 06, una copa de oloroso con los quesos y una copa de Tokaji de 4 putonios con el postre (bomba de chocolate).
- El trato amable y cordial de la simpática Maite. Nos hizo sugerencias de la carta de comidas y de vinos. Copas fabulosas Riedel y Schott, cada vino en la copa más indicada. Decantó el vino en un precioso decantador Riedel. En ningún momento nos faltó vino ni agua. Nos sacó, como detalle de la casa, sorbetes entre los entrantes y la carne y un licor después de los cafés. Charló con nosotros sobre la elaboración de la comida, sobre el vino y contestó amablemente a nuestras preguntas sobre el restarante. Y, como guinda, y aprovechando que éramos los últimos, nos enseñó la bodega y estuvimos conversando sobre el apasionante mundo de los vinos.
Queda claro, pues, que nos gustó mucho este restaurante en nuestra primera visita y que, sin duda, volveremos. Muy recomendable.