Posada Fuente de la Aceña

Nos acercamos a cenar una gélida noche a Quintanilla, a este restaurante del hotel Posada Fuente de la Aceña. Subimos a la parte de arriba, una sala agradable diseñada con madera y paredes de piedra.

Preguntamos por el menú degustación, pero el solomillo con mango y los salmonetes no nos convencieron, así que decidimos pedir por libre. Nos permitieron pedir tres medias raciones de entrantes para poder así probar más cosas. Traen de aperitivo un creppe de morcilla, muy rico. Tomamos media lasaña de morcilla con una salsa de verduras, rica, media de foie, bien, y otra media de garbanzos negros con chipirones, un plato contundente para entrar en calor.
De segundos la hamburguesa de lechazo, muy buena, y un trozo de rodaballo salvaja a la plancha con patata panadera, bastante bien.
No tomamos postre, si un café.

De vinos probamos una botella de Quinta Quietud, que evolucionó bien, más bien quiero decir que hay que darle tiempo a este vino para poder disfrutarlo. La noche fría invitaba a tomar un Gin, pero el camino de vuelta a Peñafiel, aunque es corto, no permitía, así que me quedé con las ganas.

Servicio correcto toda la cena. Restaurante recomendable.

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