Una original trattoria, con muchísimos budhas, sillones, sofás y música pseduotecno a toda pastilla. Carta de batalla, pésima presentación de los platos, excesivamente caro, demasiado ruido, servicio de batalla (aunque al parecer un camarero debía de ser bastante mono porque era reclamado insistentemente por todas las féminas de la vecina mesa), lo de dejar colgada a una mesa nadie mejor que ellos para poder enseñarles a generaciones futuras...,. De la corta carta de vinos originalmente pedimos hasta tres, no tenían ninguno ese día, optamos por pedir refrescos. Y de postres únicamente nos ofrecieron fruta (muchísimo hielo poca fruta), y un variado de tartas (por supuesto de pastelería) entre las que se incluía una porción de tarta de manzana casera (fría y evidentemente recalentada al microondas).
La has doblao... esa chica ya no entra más x akí. Piensa que es un local muy de "amiguetes de..", siempre que he acudido ha sido con alguno y parece (por lo leído en tu comentario) que la diferencia es abismal. De todos modos tienes mucha razón aunque por lo vivido parece que han mejorado en algo. Un saludo!!
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