Habíamos comido en este restaurante el menú del mediodía en varias ocasiones (recomendable). Esta vez fuimos para celebrar el año nuevo.
Eramos 4 y como entrante hicimos un pica-pica: croquetas de bacalao, calamares a la romana y anchoas de l'Escala. Como platos principales, tomamos: salteado de alcachofas y sepia; "mar y montaña" de pies de cerdo, caracoles y bogavante; meloso de ternera con foie; paletilla de cabrito asada. Tanto el pica-pica como los segundos muy bien. Destacaría el "mar y montaña", que me pareció excelente.
Pedimos dos postres, sopa de fresas y texturas de chocolate, que también estuvieron a la altura.
El vino, una apuesta segura, el Vinyes Velles de Martí Fabra.
El único pero fue que el restaurante se llenó de golpe y tuvimos que esperar bastante para que nos tomaran nota. El servicio algo más agetreado de lo habitual. Al final de la comida, el cocinero salió a saludar y pidió disculpas por la espera (un detalle).
Un lugar a tener en cuenta en la zona. Repetiremos.
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