Un acierto total

Me habían hablado bien de este restaurante, pero está en un pueblo sin especial encanto y parece que siempre cuesta más ir, que suerte que al final nos decidimos.

Por fuera no parece nada del otro mundo, dentro el local es bonito, como una masia restaurada con toques modernos.

Aunque hay un menú de 4 platos por 33 euros, nos decidimos por la carta (creo que acertamos).

Comimos cargols a la llauna (muy buenos), coca de gambas con gírgolas (excelente), rodaballo al horno con aceitunas negras (espectacular, quizás demasiada cantidad), meloso de ternera al foie (excelente) y de postres, parfait de chocolate (bueno) y sopa de coco con daikiri (muy bueno). Para beber, un Borsao 3 picos a 22 euros.

Cafés y petit fours (el azucar con sobre, fallo tonto fácil de corregir).

Tanto presentación, servicio como comida, excelente. Para repetir, no entiendo como no hay más opiniones. Ambiente relajado y tranquilo.

Volveré ya que la carta hay varios platos que me quedé con ganas de probar.