Desde luego que al que le guste el lechazo le encantará haber pasado por este Restaurante. Yo lo descubrí por casualidad hace más de 6 años y en mayo volví y apoyo la excepcional calidad del lechazo preparado. Con eso y una ensalada y postres caseros te puedes ir satisfecho del local. Aparte, y como nota anecdótica, la decoración un poco desfasada, pero el trato del dueño muy agradable y tremendamente simpático. Calidad/precio muy aceptable.

Es la segunda vez que lo visito, la última hace tres años. El local, ha mejorado algunos de sus pocos aspectos positivos, con un servicio de mesa en el que la vajilla, copas,..., son ahora mejores. Lo que sigue siendo excelente es el cordero, asado en su punto y de lo mejor que he comido nunca. He repetido y repetiré. 70 euros dos personas, con una ensalada y un postre, más el Rueda recomendado de la casa, más que aceptable por los 12 euros que cobran. El servicio bien y valoro positivamente el contacto con el responsable de cocina. Por cierto, en la carta tienen Pago de Carraovejas crianza a un precio menor del que suelo pagar en la tienda.

Ante el comentario aparecido en “La Luna de Metropli nº 204 del 28 marzo 2008”, donde se estima que se come el mejor lechazo asado de España en Mannix y ante los comentarios, en conjunto poco favorables, que aparecen de dicho local en la sección de restaurantes-Verema, mi interés me llevó a conocer dicho restaurante.

Local amplio, decoración clásica (cursi quizás), mantelería, cristalería etc. en nivel aceptable.

El Maitre con ganas de agradar y el cocinero-asador sale a todas las mesas a saludar (para mí, eso es un punto importante) intentando ser agradable y en mi caso con todo respeto y amabilidad.

El servicio diligente y sin esperas, a pesar de encontrarse local lleno.

El lechazo perfecto, el resto de platos solicitados con muy buen nivel.

Vino ribera del Duero con Roble, precio por 2 sobre bodega. Precio de la comida 180 € para 4 personas, muy buena RCP.

Estimo que volveré.

El lechazo se merece un 5 y el resto de platos un 4

Buen lechazo, crujiente por fuera y jugoso y tierno por dentro. No sé si el mejor de Castilla , pero si sé que ahí se acaba la historia del restaurante. Servicio pésimo, dueño inadecuado e incomprensiblemente prepotente , junto a otros rasgos que prefiero callar. El lugar amplio , pero de pésimo gusto, incómodo, Tv...., ruido, olores....El trato te puede hacer sentirte incómodo por falta de amabilidad y en ocasiones de educación.

Aunque parezca mentira no comimos lechazo, es que no nos gusta mucho y ya lo habíamos probado el día anterior. A pesar de reservar a las 12 del medio DIA para ir a cenar y decirles que no queríamos cenar lechazo, cuando llegamos allí tuvimos que pedir perdón por no querer comerlo. El maestro asador me pareció muy pesado y prepotente diciendo y repitiendo que allí se come el mejor lechazo de toda España y que era una tontería pedirse otra cosa. No nos levantamos porque nos daba corte. La comida (claro no era lechazo) fui de escasa elección y flojita, el vino ni te cuento, resulto muy baja calidad y alto precio. Local muy cutre: entre las mesas merodeaba un gato y un cachorro salio de la cocina y empezó a jugar con nosotros..en fin, este año volvemos de vacaciones pero no repetiremos.

El mejor lechazo del mundo, sin duda, pero ¿a costa de que?
Sitio hortera, vajilla y copas malisimas, un dueño pesado.
Hay que valorar si interesa o no.
Una recomendación: no ir en las jornadas gastronómicas del lechazo, mucha gente, mala comida y gran cuenta al terminar.

Sin duda, aunque sea una temeridad decirlo por la gran cantidad de asadores que hay,preparan el mejor lechazo de Castilla. Es impresionante que siempre lo sirvan en su punto justo, crujieente y sabroso. Evidentemente ayuda mucho el hecho de que solo haya un turno de comida y salgan a la vez los cuartos pedidos y no mas, o sea recien hechos. En otros sitios sorprende ver como si pides algun cuarto mas te lo ponen sin ningun problema al poco tiempo....moraleja : lleva varias horas asado y le pegan el ultimo arreón.
Si es cierto, por otro lado, que deberian mejorar en las copas, ya que no estan acordes con la calidad de las viandas y la carta de vinos.
El servicio y la atención son muy correctos. El Maestro asador tiene por costumbre saludar a las mesas y preguntar como ha ido la comida, algo agradable y simpatico.

Por ese lechazo vale la pena atravesar la carretera llena de socavones que lleva al pueblo.
Todo o demás para olvidar.
El local parece un casino de pueblo de hace 50 años, en el que se sirven comidas.
Carta de vinos horrenda, cubertería, manteles, cristalería y vajilla en consonancia.
Además uno de los propietarios es de esos palizas, que sin permiso se te sienta a la mesa, fumando y profiriendo improperios contra el mundo, y te da la comida.

A pesar de que el lechazo bien merece una ovación, el resto es para no volver nunca más. Servicio ruinoso, instalaciones precarias e incomodas. y de la carta de vinos... mejor ni hablar. En conclusión: hay restaurantes en el entorno mucho mejores para elegir, para comer bien y disfrutar de una jornada agradable.

Coincido con mis compañeros en la exquisitez de ese lechazo. Vale la pena el viaje para probarlo.
El servicio del vino flojea: carta escasa y copas no adecuadas.