Faltó la chispa

Llegamos a la hora al restaurante y, como todavía estabamos solos, la encargada nos enseño la bodega original bajo el edificio desde donde entraban y salian directamente las cargas de vino al Duero antiguamente. Hoy la tienen acondicionada como otro salón, con la estética de caravista, arcos y bóvedas, que le confiere un ambiente muy sugerente para disfrutar de la gastronomia. La pena es el olor a desagues que allí hace y que es un tema que deben resolver, el sitio lo vale. Comimos arriba en el salón de la planta baja.

Salón bien vestido, con armarios guardarropa y buenos sillones para pasar un buen rato. Menaje de mesa correcto.

No nos traen carta, y después de otras experiencias similares, ya mosquea. Como siempre terminamos aceptando las formas del lugar y, tras indicarnos media docenas de veces lo que tenian para podernos enterar, les pedimos unos entrantes a compartir y unos platos individuales de segundos. En cuanto al vino no puedo indicar si había carta, ya que de entrada nos comentó el Torinos que ellos producen (y que íbamos predestinados a probar) y no hizo falta mas. Nos trajo la premiada añada 2004 que, viendo durante la comida que el vino no era totalmente de nuestro agrado, nos acerco luego otra de la añada 2005 que nos gustó mucho mas y a la que nos INVITARON.

De entrantes Carpaccio de Trucha ahumada fantástica, diferente y muy sabrosa, un plato de queso de Esgueva que ni fu ni fa, Micuit de pato regular, Alcachofas de la zona que ya nos indicó que eran de bote pero que estaban muy ricas, y luego ya Chuletillas de lechal estupendas y Bacalao desalao al horno con tomate natural correcto. Comentar que, por extraño que parezca, no pudimos comer sus asados porque los sábados por la noche no encienden el horno :-(
Los postres: Crema de arroz con leche curiosa y estupenda de sabor, Sorbete de limón al cava correcto y Tarta de chocolate blanco bien. No tomamos cafés porque el que tenian es de puchero.

La experiencia no fue todo lo grata que esperamos: por no tener asados, el Torinos no ser del todo de nuestro agrado y la falta de café expresso que además nos impidió tomar las copas en el mismo lugar. Aún así, es un lugar al que volveré porque tengo la sensación de haberme perdido algo. El servicio del restaurante fue perfecto.

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