Impresionantes vistas e instalaciones para una cocina con toques creativos

Situado en el corazón del sevillano barrio de Triana, en la calle Betis, frente a la Torre del Oro y con unas estupendas vistas al Guadalquivir y a la Giralda. Dispone de Terraza. Destacar la arquitectura del edificio, muy vanguardista, combinación de hierro, grandes cristaleras, madera y acero. Amplio comedor, buena separación entre mesas, bien vestidas y sillas cómodas.

La carta se estructura en una docena de entrantes, media docena de elaboraciones de pescado, otra media de carnes y siete postres, además de una selección de quesos. Ofrecen cuatro menús: Ejecutivo (30 euros IVA incluido), que sólo sirven a mediodía de lunes a viernes e incluye aperitivo, primero, segundo, postre y selección de vinos del sumiller. Menú Tapas (50 euros): cinco platos (2 entradas, pescado, carne y postre) agua y selección de vinos. Menú Degustación (80 euros): 8 platos, agua y selección de vinos y por último el Menú ¿ver o sentir? (105 euros): 2 entrantes a compartir, un plato principal a elegir, surtido de postres a compartir, este menú se marida con Moët Chandon Brut Imperial. La vajilla de porcelana blanca y de estilo moderno. El servicio es joven, atento, dispuesto, profesional, pero falto de rodaje. La explicación de los platos fué parca, tímida e incompleta.

La carta de vinos está estructurada por tipos y por DO’s o indicaciones geográficas, con un apartado especifico para los vinos andaluces. La cristalería es buena, aunque no destacable. El servicio del vino fue correcto, con algunos pequeños fallos.

Nuestra experiencia fue para cenar y nos decantamos por el Menú de 50 euros que consistió en:
• Salmorejo con boquerón, migas y espuma de jamón ibérico.
• Foie Gras de pato con ciruelas, ruibarbo y reducción de pedro ximenez.
• Bacalao confitado, acompañado con cremoso de boniato.
• Solomillo de ternera, puré de romero, limón, pastel de maíz, higos y reducción de olororso.
• Coulant de chocolate negro manjari.

La elaboración, presentación y combinación de cada una de estas elaboraciones están muy conseguidas.

Este menú incluye el agua mineral y selección de vinos del sumiller y es aquí donde EMHO, el restaurante falla, la selección de vinos no está a la altura ni del establecimiento, ni de la oferta culinaria, nos armonizaron gran parte de la cena con un sencillo vino blanco de Cádiz y un Rioja crianza de lo más corriente. En un país con más de 14000 referencias vinícolas, algunas de las cuales tienen un precio muy competitivo, estoy convencido que con muy poco esfuerzo es fácilmente armonizable un menú de este tipo con muy poco dinero. El precio final ascendió con los cafés a 104.30 euros.

Impresionante local, buena oferta culinaria, mi único pero para el sumiller por su selección de vinos para el menú, falta de interés e imaginación.

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