vistas y algo más

La verdad es que a un restaurante se va básicamente a comer, no obstante en éste caso las excepcionales vistas desde la orilla de Triana de Sevilla, bien merecen la pena.
Centrémonos en la comida, llegamos sobre las 2 del pasado domingo sin reserva pero no hubo problema (no había mucha gente). Comentar que Sevilla en agosto está vacía lo cual tiene sus ventajas (aunque hay que aguantar el calor).
nos ofrecieron un aperitivo con la cervecita y un entrante al margen de los platos pedidos. Para comer pedimos un salmorejo (bueno) y un taco de esturión aumado (bueno) y como platos principales Urta roteña (un poco sosa aunque la pieza era incuestionable) y secreto ibérico (delicioso, aunque es difícil cocinar mal ésta maravillosa carne). De postre para mi mujer un postre de plátano y para mí unos quesos (como detalle negativo en la carta indicaban individual pero me pusieron media ración, 10€ de diferencia).
Para beber Allende blanco que estuvo magnífico.
La atención buena,en cuanto a tiempos, servicio, etc.
El precio normal para éste tipo de restaurantes (65 pax).
En definitiva no enamora por su cocina pero lasinstalaciones y el entorno compensan un poco.

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