Precioso restaurante y enclave

Precioso restaurante el que han abierto recientemente en Sevilla junto al río, cercano a plaza de cuba, llegando al final de la afamada c/ Betis.
Su arquitectura es de infarto, acero corten y enormes cristaleras que dan al río, las mesas se orientan para que constantemente estés mirando al río, la Torre del Oro, la Giralda y el puente de los Remedios.
En cuanto al servicio, personal muy correcto y amable, algo desorganizado y algún error con los platos (a mí me tocó el postre), pero se compensa con la corrección y amabilidad que atienden, supongo que todos los principios son duros hasta que consigues "engrasar la maquinaria".
En lo referente a la cocina, sus entrantes nefastos, las habas con aire trufado (o algo así), eran gigantes, parecían melones, el ajo blanco con sorbete de coco, nulo. Los platos principales, Cordero a baja temperatura que estaba muy rico pero el tataki de toro de lidia estaba bien pero se les había ido la mano con la soja, tremendamente salado. Los postres un sorbete de Gin tonic (mala copia del de Pedro Subijana) y una esponjita de chocolate que si merecía la pena.
En cuanto al vino las copas de mala calidad, al menos por cortesía deben preguntar si quieres oxigenar (o eso creo yo).

En resumen, un quiero pero no puede en cocina de corte moderno.