Fuimos a ese restaurante con el motivo de nuestro aniversario con mi pareja. Primero que un sabado a principios del mes a las 22.30 el sitio menos 2 mesas estaba vacio, lo que me pareció bastante raro, pero bueno, habiendo crisis, todo es posible. De entrante pedimos 2 plaatos - ensalada de salmon y atun marinado. Cual fue la sorpresa cuando los 2 platos eran casi identicos, los tacos de pescado sobre el lecho de la guarnición, por cierto, la misma en ambos casos. No han sido tan amables como advertirnos de que los platos llevaban un parecido escandaloso antes de traernoslos. En cuanto a sabor, el salmon era pasable, el atun algo mejor, pero tampoco aquel que justifique su precio elevado. De segundo optamos por buey a la parilla, la unica cosa que valia la pena, y steak tartar de buey para mi. El tartar tenia un sabor superpicante, casi imposible a tragar, yo pasé de él, pero se lo comió casi entero mi pareja y posteriormente pasó el resto de la noche mal de estómago. Se lo decimos al camarero que el tartar estaba demasiado picante a lo que éste cordialmente contestó que es que el plato lo preparan así. Obviamente, cuando la carne cruda pierde su frescor, se le enriquece con las especias - eso será, el viejo truco de no tirar nada en tiempos de crisis que corren.En los sitios con clase cuando hay algun desliz con la comida, se le obsequia al cliente con algun detalle, como por ejemplo, invitar a los cafés como minimo, pero bueno. En fin, puede que el sitio estuvo muy bien hace años, pero en dia de hoy no es nada recomendable.