Me habían asustado los más de 100 euros por barba que leo por aquí cuesta el Kailuze por persona, afortunadamente, en mi caso, y elgiendo con moderacion (un primero para compartir) y dos segundos, aperitivo y botella de vino por debajo de 40 euros, la cosa se queda en unos 60-65 euros por persona. Vamos, que si te los quieres gastar, te los gastas, y si no, pues no. No había vuelto desde la última vez que tuve el placer de compartir mesa con Alvaro, ya bastante pachucho. Su desparición, llorada por muchos de sus amigos y asiduos al local, no ha hecho que el negocio se resienta. En todo caso lo ha hecho, como en todos los sitios, la maldita crisis, pero ahí está Fernando al pié del cañón, con la mujer de Alvaro en cocina y Max en los vinos, haciendo volar muy alto Kailuze. Es de esos restaurantes que caen bien, en los que te sientes a gusto, y auqnue apenas conozcas a los propietarios, inmediatamente te sientes tratado como un amigo de toda la vida. Entre otras cosas por que Fernando va destilando su fina socarronería del norte, una auténtica delicia. Cita obligada en Valencia. AH, y los canutillos son postre obligado, marca de la casa.