Una visita imprescindible

Un entorno realmente sorprendente y bello; una lección magistral de cómo preservar las esencias de la región sin necesidad de recurrir a decorados "manchegos" de opereta y rueda de carro. El comedor ofrece unas vistas extraordinarias de la Mancha que vale la pena no perderse.
En cuanto a la comida que se ofrece, me ha gustado observar en esta segunda visita que se van corrigiendo algunos errores de principiante de nuestra primera vez: nos encantó el caldo, el jamón ibérico (bien cortado y excelente de textura), el revuelto de patatas manchegas y, sobre todo, el solomillo, perfecto de punto y de calidad. También resultan más que dignas las especialidades locales: gachas, migas, ... Muy buena selección de vinos locales ¿Qué se puede mejorar?: no me dijo nada el aperitivo, una especie de "wan ton" con salsa dulce; me hubiera gustado más algo más ligado a la tierra: ¿tostadita de pisto, de mojo o de tomatillas secas? ¿unas buenas aceitunas? ¿berenjenas de Almagro? ¿terrina de perdiz o caza? ¿queso?
En resumen, muy buena relación calidad-precio, local impecable (limpio, bien ventilado)y uno de los parajes más hermosos de la zona.

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