Buena opción de menú

Situado en el paseo del rastro, calle que rodea el atractivo turístico por excelencia de Ávila, su increible muralla. Decoración rústica (madera en suelos y techos, las paredes con la piedra a la vista) con toques modernos. Buena separación de las mesas, que están correctamente vestidas.

Ofrece una carta que combina las elaboraciones más tradicionales de la ciudad de Ávila (patatas revolconas, judías del barco y carnes, etc.) con elaboraciones más propias de un restaurante italoargentino (cortes argentinos como el vacio y gnoquies con crema de setas). También ofrece varios menús. Servicio agradable, simpático y dispuesto, con ganas de agradar.

La carta de vinos no es demasiado extensa. Las copas decentes y la temperatura de servicio bastante adecuada. El recargo es dispar, en general dobla al precio del de tienda. El servicio del vino sin ningún formalismo.

Nuestra experiencia fue para comer el lunes de pascua, ya de regreso a casa, aprovechando de paso para visitar Ávila y su impresionante murulla. Nos decantamos la mitad por el menú del día (14.50 euros + IVA) y la otra por el menú chuletón (19.50 euros + IVA). El primero consiste en elegir un primero entre cuatro opciones, un segundo entre seis y un postre entre tres o cuatro opciones. El menú chuletón de Ávila es igual que el menú del día, a excepción del segundo que consiste en un chuletón a la brasa, de buen tamaño a compartir cada dos comensales. Ambos menús incluyen una bebida, pero no café. Adicionalmente al menú bebimos un cercano y correcto 7 Navas Selección, pero que no me convenció del todo. La cuenta final ascendió a 197.53 euros para los ocho comensales que compartimos la comida.