Para no fallar

Esta vez no ha sido el fútbol (aunque había) sino un grupo de trabajo de 12 que nos reunimos a cenar con menú pactado (el habitual). Local lleno en su mitad y eso que no es pequeño. Servicio rápido y eficiente con poca espera entre platos (el menú facilita mucho) y con servicio de vino frecuente (no todo) en las copas.

Unas cervezas al llegar en las mesas de la calle como sitio agradable de espera, para luego pasar al comedor con el final de las copas y con las gruesas papas caseras de la casa muy difícil de resistirse mientras hayan; otros optamos por un blanco de Hizan 2011 un verdejo de lo que parece ser una nueva oleada de verdejo básico con menos presencia de fruta tropical y un punto superior de acidez en boca; este vino se mantuvo en algunos comensales en la cena. El resto pasamos a un goloso, poderoso y algo aún astringente en su primer momento, Carmelo Rodero 2009. Un aceptable pan y aceite de Nodus hizo más agradable la espera de algún rezagado.

Al centro para repartir entre 4, los entrantes que suelen variar según la temporada. Esta vez tocaba un jamon aceptable con buen corte manual. Un clásico del lugar que es un combinado de chistorra muy sabrosa y una buena morcilla de Burgos marcados en plancha con algún pimiento de Padron. Otro clásico y de calidad es el calamar plancha que también está en buen punto de sabor sin secarse.

Pasamos a los dos principales y que son productos representativos de la casa: el bacalao y la carne de vaca. El primero y cuando vamos al menú habitual es siempre al pil pil (también recomendable a la brasa fuera de menú) y esta noche el cocinero estaba más inspirado porque le salió un pil pil hecho con espumadera, como nos mostró Alejandro, que casi parecía una mouse; estaba muy bueno si bien algún compañero le tocó el bacalao de algún trozo menos jugoso y en ración correcta.
Para rematar un chuleton de vaca (de Burgos) vieja muy bien hecho en plancha, manteniendose a buena temperatura gracias a una base de plato calentado al horno. La compañía habitual de patatas, esta vez fueron al horno, y me gustaron menos; unos pocos pimientos de Padrón (¿otra vez?) daban color al plato de compañía de la carne.

De postre y aunque mi preferido es el helado de violeta, había de coco y no era mala opción; también helado de frambuesa y fruta natural (kiwi, fresas, naranja..) y algo de pastelería que no probé por fidelidad a un tocino de cielo que esta vez no se presentó. En su lugar el dulzor lo puso un px 1982 de Toro Albala gran reserva y permitió alargar la discusión de la reunión. Otros optaron por los cafés.

Es un sitio de no fallar, con buen trato de producto. Desde luego no sales con hambre ni sed.

  1. #1

    Aloof

    !collons!este vinito no se cierra nunca.saludos.

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