Como bien se menciona, parece que llegar hasta la torre del visco para cenar parezca demasiado recorrido, creo que es de los lugares que merece la pena. Estuvimos este verano por la zona y por suerte nos alojamos en esta magnifica instalacion. Cena excelente. Trato inestimable y un acondicionamiento exquisito. Un sito para volver, descansar y sobre todo comer. Alrededores preciosos.
Este Julio fuimos por tercera vez a celebrar una noche el aniversario de bodas (este, ademas las bodas de plata). Como las anteriores, extraordinario. Entiendo que llegar hasta alli solo para comer, no compense, pero solo con estar un dia,ya te deja marcado para siempre. Solemos llegar a media tarde, nos aposentamos, mientras mi mujer se deleita en la biblioteca con musica clasica, fados, etc (gracias a Dios no hay TV), yo me bajo hasta el rio tastavins a bañarme en una de sus charcas. Luego, ducha, aperitivo y cena en la maravillosa terraza, de cara al tastavins, viendo como anochece. Carta de vinos corta pero bien selecionada. Comida más que correcta, muy bien servida y cantidad suficiente. Cocina muy elbaorada con materia prima de calidad. A tener en cuenta también el desayuno del dia siguiente, compartiendo la gran mesa de la cocina, llena de productos elaborados alli mismo (mermeladas, embutidos, etc) que solo por ello ya casi vale la pena ir hasta alli). ya digo, una experiencia que, cada dos años repetimos por la misma fecha. Aconsejable 100 %. El precio que indico, es por persona, dormir, cenar y desayuno.
Hotel-restaurante sito en la comarca de Matarraña. Enclave privilegiado. Se necesitan recorrer 5,5 km. de pista forestal para llegar a él. Tanto el hotel como el restaurante es precioso. Cuando te reciben, te enseñan las dependencias comunes del hotel,¡hasta la cocina!.Acudimos a comer, previa reserva (imprescindible), y comenzamos con una copa de vino blanco de la zona Venta d´Aubert (Viognier)(5€), para acompañarlo nos sirvieron unos detalles de la casa: tapenade, tomate picado y pan tostado. Disponen para comer de un menú compuesto por tres primeros, tres segundos y tres postres, debiendo elegir uno de cada (47€). Optamos por unos raviolis de espinacas con una salsa de gazpacho (flojos) y una ensalada de presa ibérica (correcta). Como plato principal optamos por un arroz de codorniz con setas (correcto) y un bacalao en salsa (muy bueno). De postres peras caramelizadas con helado (muy buenas). Café correcto (1,45€). Cocina a la que hay que pedir más, ya que no acaba de ser redonda. Precios muy elevados para lo ofrecido. Para beber elegimos un Aalto 2005 (37€). La carta de vinos es corta, y su servicio se limita al descorche. Copas Riedel. Los precios no incluyen IVA y los menús son cambiados diariamente. Servicio simpático y atento.
Estuvimos alojados en la preciosa localidad de Herbés al norte de Castellón y acudimos al Restaurante de la Torre del Visco, simplemente podemos decir que el trato fue extraordinario, los dueños te reciben como si fueras de la familia y hacer gala de unos excepcionales anfitriones.
La carta de vinos excelente y el menú degustación para morirse.
Volveremos
Situado en el hotel del mismo nombre es una joya escondida en la Matarraña, sólo con reserva previa y sabiendo que es un poco complicado llegar a este remanso de paz –sobre todo si hay nieve-. Sala dividida en dos alturas y con una cristalera al frente que nos enseña el jardín, mesas amplias con vajilla y cubertería perfectas así como la cristalería que es Riedel. Para los alojados en el hotel la comida es un menú en el que se eligen los platos, es dificilísimo resistirse a las propuestas de Piers que es un maestro en los fogones conoce a la perfección los puntos de cocción de cada alimento y su cocina es maravillosa por su elegancia y su producto de primera calidad, son memorables: sopa de ostras del Delta del Ebro, Rape en salsa de azafrán, Solomillo Wellington, Tagliatelle con sardinas frescas, bizcocho de zanahoria con crema y helado, helados y sorbetes caseros……Servicio en sala atento y conocedor de su trabajo. Estupenda carta de vinos con precios ajustados y muchas sorpresas, fantásticos los vinos de Venta d´Aubert (Viognier y Merlot). En fin un lugar para volver yo recomiendo que para completar la visita hay que dormir allí también.