Llegamos pasadas las tres un viernes. El restaurante para mi sorpresa estaba lleno. Después de pagar entendí el porqué.
El local es agradable con una decoración cálida y un ambiente agradable.
El servicio agradable, cercano y profesional.
Carta de vinos , suficiente para la categoria del local, tenían una correcta seleción de vinos. Estuvimos dudando entre Enrique Mendoza shiraz 2009, a 17eur(ojalá hubiera sido la bomba de 2008) y les Alcusses 2009(creo) a 15, al final esta fue la opción elegida, por cierto muy bueno, este 2009. Copas de vino correctas.
Perfecta cadencia de los platos. Pedimos varios entrantes a compartir, muchos de ellos a sugerencia del jefe de sala. Todos ellos de una calidad medio alta y satisfactoria. Te ponen un alioli de entrante, con pan de los mejores que he probado.
Cafés y una cerveza de aperitivo.
Nos decidimos por parar en Segorbe a comer y aunque eran ya entradas las tres y media, nos recibieron muy amablemente en este local el cual visitamos por primera vez.
Optamos por una comida sencilla, ya que nos quedaban horas de camino e íbamos con retraso en el viaje. la comida, muy correcta. Empezamos con unos estupendos montaditos de güeña, una longaniza muy típica de la zona. Probamos los pimientos de piquillo rellenos. No tan buenos como los de casa Montaña, pero la verdad es que nos gustaron mucho.
Terminamos con unas chuletas de cabrito, que aunque sabrosas, no fueron lo mejor de la comida.
Café del tiempo (muy bueno) y al volante. Para nosotros fué una comida rápida, de calidad y con un servicio inmejorable. Volveremos.
Después de varias visitas al Ambigú de Segorbe, nos reafirmamos en esta opción, tanto a mediodía (menú a 12 €, todo incluído), como por la noche. De los entrantes, a destacar el pastel de foie con manzana caramelizada y reducción de oporto, la ensalada de queso de cabra y perdiz escabechada y los crujientes de gamba con salsa de soja. Otras opciones interesantes son los revueltos (de morcila y de setas, este último muy logrado) y la selección de quesos de Almedíjar (Sierra de Espadán). De los platos principales recomendamos la sepia rellena de verduras en su tinta (muy tierna), el bacalao con allioli gratinado y el conejo relleno de orejones. Las carnes, entrecot y solomillo, de calidad. El local ha sido decorado por los mismos dueños (Fernando en sala y Eva en cocina). Trato muy agradable, igual que el ambiente. En cuanto a los vinos, la carta no está nada mal, si bien deberían figurar las añadas. Buena calidad de copas y es interesante dejarse recomendar por Fernando, incluso por alguna referencia fuera de carta. Nosotros pedimos Maduresa y Valle del Tejo Reserva Bobal, este último todo un descubrimiento. Postres: flan de chocolate blanco, de café y panacota.
Local bonito, alegre, muy bien iluminado y con espacio suficiente entre las mesas. Tiene una carta de vinos interesante, pero con poca información. Nos pedimos él menu degustación, el cual consistía en: carpaccio de solomillo con anchoas y cebollita, pimientos del piquillo rellenos, revuelto de morcilla, foie con pera y manzana caramelizada y carrillada de ternera con salsa de calabacin y de postre degustación de panacota, flan de café y flan de chocolate blanco. Nos pareció la comida buenisima. El vino que pedimos fué un riesling aleman del 2006 que estaba increible. Puedo decir, que la calidad precio es estupenda y el trato tambien. Volveremos.