Desde septiembre hasta el viernes 13 de marzo han sido varias las visitas ha este establecimiento. Siempre hemos ido probando nuevos platos y vinos diferentes, menús realcionados con la estacionalidad o con hechos muy concretos, como éste último del homeje a cocineras importantes.
Nuestra relación con esta casa comenzó como clientes y creo que hoy casi podríamos llamarnos amigos, por eso matizaré mis comentarios.
Traperia30 está haciendo un esfuerzo por que los clientes disfrutemos, aún en tiempo de crisis (un menú a mediodía de 15€ y otro por la noche de 20€), de una gastronomía de nivel. Menús como el de buey wayu, más conocido por kobe, al precio de 49€, es todo un reflejo de una manera de entender este oficio. Maridajes que nunca han superado los 22€, siendo ampliamente generosos a la hora de atender sedientos clientes.
Por ello, el menú probado el viernes 13, con base de recetas versionadas, ha sido muy de agradecer.
Desde la coca de sardinas y tabaco, esta vez con caballa ligeramente escacheda en frío, o pasando por los ravioles de calabaza, con una espumita del agua de la calabaza y caramelo de gorgonzola, la sensacional y "ahumada" brocheta de cordero con un delicadísimo sorbete de té y menta. Un jugoso bacalao rebozado y mojado con salsa de bacalao y pasass y un huevo a baja temperatura, para acabar con jarrete de kobe con salsa de coco. El postre un apasionado bizcocho con leche crujiente. Todos los platos muy sobresalientes, pero el juego continuaba con el maridaje de vinos elaborados por mujeres, un Albert y Noya brut rosat, José Pariente fermetando en barrica, el Templari 2006 de Barbara Fores, y un px extraordinario de El Maestro Sierra, la emblemática bodega gestionada por mujeres.
Si hay que poner un pero sería la única variedad de pan, el resto es de libro, pero de libro de cariño, y de agrado.
GT de G Vigne y feever tree, lo que produce una sobremesa larga, a veces hasta con la intervención de la elengante Marta o del porpio cocinero, algo agotado ese día.
Un restaurante que merece seguirse de cerca, porque no sólo dá de comer o cenar, sino que se preocupa por el mundo del vino organizando catas y renovando sus existencias con novedades.
El cliente, amigo o no, reconoce un trabajo, y este caso, hecho con mucho amor y mucha calidad.
Magnífico el jefe de sala suizo Remo, simepre en su justo lugar.
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