El Serbal, el Padre, Korpilombolo… Son algunos ejemplos de esa lista que supongo que muchos usuarios habituales de este portal tenemos en mente sobre lugares que nos gustaría visitar. Me refiero a esos establecimientos que son valorados en Verema con bastante frecuencia, que no dejas de leer cada vez que alguien “cuelga” una valoración de éstos, que van generando en tu interior una especie de simpatía y ganas de visitarlo y que incluso llegan a dolerte cuando, de tanto en tanto, reciben una crítica menos buena. Pues, como les decía, no me pregunten por qué pero el Korpilombolo era uno de ellos.
Se planteó la posibilidad de visitar la Costa Brava y elegimos l’Escala como un buen punto para establecer nuestro “campamento base” y, desde allí, visitar ciudades y playas al norte, al oeste y al sur. Decirles que realmente fue un acierto y, de volver a la zona, seguramente buscaríamos alojamiento en la misma ciudad. Poco después de realizar la reserva en el lugar de alojamiento caigo en que estamos en la ciudad del Korpi y ello me causa una gran alegría. Una vez ya allí probamos de efectuar reserva telefónica para esa misma noche. Nos dicen que está completo y concretamos la reserva para el día siguiente.
El restaurante se ubica en el Centro de la ciudad, en la zona más concurrida, pero un pelín aparatado del paseo y de la primera línea donde hay infinidad de restaurantes. Por la tarde nos han avisado que no lleguemos antes de la hora establecida en la reserva porque, de hacerlo, seguramente no nos podrán atender con el trato que merecemos. Me parece un buen detalle. Tomamos una cerveza antes y nos encaminamos al lugar. Nos recibe Annette de manera cordial y sonriente y nos acompaña a la mesa. Una veintena de comensales distribuidos en 5 o 6 mesas completamos el local. No hay ninguna sensación de agobio, aglomeración, turisteo… Reina la calma, la educación, el disfrute… Sabiamente aconsejados por Annette que nos explica cómo funcionan las comandas, pasamos a estudiar la carta. Nos ha comentado que el tamaño o proporción de todas las propuestas de la misma viene a ser parecido y que sería aquello que consideraríamos una “media ración”. Por lo tanto, si lo normal en un restaurante de menú es pedir dos platos, aquí corresponderían unos cuatro platos por persona. Nos sugiere pedir en torno a unos 8 platos para compartir entre los dos. Hay muchas propuestas en carta. No sé decirles. ¿Veinte? ¿Treinta? Les diré que casi todas ellas me resultaron atractivas y que quedaron muchas cosas interesantes por probar como las vieiras con panceta, las croquetas…
- Tartar de atún con helado de washabi: Plato fresco, muy fresco tanto en lo que se refiere a la sensación en boca como a la calidad del producto. Un arranque espectacular.
- Salmón marinado: cuatro dados de un excelente salmón acompañado con unas tostadas de pan casero y unas porciones de mantequilla. Otro excelente bocado.
- Terrina de foie con anchoas de l’Escala: Porción grande de foie micuit con las anchoas “incrustadas” en su interior. Se acompaña con gelée de higos, pero lo tomamos mejor si. Rico, muy rico.
- Gambita de Palamós: Un buen puñado de gamba de pequeño tamaño lógicamente salteada con un aceite excelente. Vicio puro, tanto la gamba (muy fresca) como el aceite.
- Huevo a baja temperatura, bacalao, guisantes y trufa: Lograda combinación de los tres ingredientes. El punto del huevo el adecuado.
- Raviolis de butifarra: cuatro, de tamaño mediano y sabor fino pero muy bueno.
- Taco de atún con aceite de hierbas y tomate confitado: preparado como si se tratase de un tataki. Nuevamente destaca la frescura del producto.
- Canelón de carne con crema de trufa: Espectacular. Plato sencillo pero con un sabor de los que te dejan recuerdo.
- Hamburguesa de vaca vieja con salsa bearnesa: Noveno platito que añadimos más tarde a la comanda visto que todavía nos cabía bien. Carne seleccionada excelente.
- Coulant de chocolate: correcto, pero tal vez no a la altura de los nueve platos que le antecedieron.
Para beber tomamos Veratón de Campo de Borja al que me tiré de cabeza nada más verlo pues no es fácil encontrarlo en carta en restaurantes de mi zona. La copas son Riedel y el servicio del vino me pareció correcto: tapón depositado en la mesa, dan a catar… Después se sirve uno mismo cosa que a mí, personalmente, me agrada más que tener una persona constantemente pendiente de mi copa.
Hablamos con Pau y Annette una vez concluida la cena, pues nos quedamos los últimos, sobre gastronomía, vinos, sobre la restauración en el Empurdà y en la Marina Alta, sobre Verema… Conversación fácil que emana pasión por su labor, ilusión (mucha), ideas claras y esperanza en el futuro. Como comenté una vez en un hilo en el foro de gastronomía, éste es uno de esos restaurantes con alma que tanto me gusta. Enhorabuena y a seguir por ese camino.
De todos los restaurantes visitados en Girona, aún siendo el segundo en el que más subió la cuenta, sin duda la mejor RCCP
Pues lo tenemos al alcance de la mano. No te defraudará, seguro!
Difícil que éste defraude a alguien. Además, par anada me considero una persona exigente, más bien al contrario.
Gran comentario Antoni. Todos los platos muy sugerentes, y que decir de ese Veratón... ;-)
Saludos
Gracias Javier. Bien merece una visita!!! Planteádoslo!!!
Veo difícil que salgas descontento de allí. Fíjate que tiene enganchado al mismísimo gran jefe!!!
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