La que hacen en Quintaforca. Vale la pena el paseo desde Tarragona y sobre todo el suspense al meterse por la estrecha carreterita que lleva desde Nulles hasta Casafort, pedanía donde se ubica el restaurante. El sitio es bonito y súpertranquilo. Estuvimos en un pequeño comedor muy cómodos un grupo. Tomamos la única opción de menú, el "tast actual" que varía mensualmente.
Para empezar la croqueta de carn d´olla estaba rica, lo mismo que la tapeta de figues, foie amb blat de moro i crispetes dolces, aunque no creo que éstas últimas aporten nada al plato. La Amanida de rovellons, peus de rata, pera de Puigcerdà, vieira i vinagre de cava me pareció un plato moderno y muy fresco. La sopa de ceba 2009, una relectura de esta sopa tradicional me encantó.
Como platos más contundentes citar los Macarrons amb bacallà y las Pilotilles de xai amb mel i patatones confitades, ambos 2 sabrosos.
Para acabar un buen plato de quesos con mermelada y "Postres per pecar una estona mes" (estona=rato), que me pareció lo más flojo.
Un buen café y licores de calidad redondearon la comida, que empezó a las 15.30 y acabó a las 19, siendo la atención estupenda en todo momento.
No puedo hablar de carta de vinos porque el chef propone los caldos. Nos propuso 1 Montsant del año y 2 Conca de Barberà, 1 syrah y 1 cabernet-merlot. Sirvió los 3 a la vez y así pudimos ir catando, comparando y maridando. Me pareció muy buena idea que dió mucho juego entre los comensales.
El menaje muy corecto. Un tipo de pan,estaba bueno.
En resumen, una propuesta interesante, un equipo volcado en que el cliente pase un buen rato alrededor de una mesa sin mirar el reloj. Pienso valdría la pena afinar con los postres.