Nueva visita después de un año. Pudimos comprobar que sigue en la linea de perfección en servicio y cocina. Tomamos un magnifico menú degustación. con algunas novedades que no habíamos tomado anteriormente.
Los panes, los aceites , las sales, Focaccias, Nube de Parmigiano (ganadora de un premio en Madrid fusión). La gamba al ajillo "su visión", merluza, cochinillo 24 horas, postres, petit four, el carro de quesos... Todo sublime.
Con una elaboración y detalle perfecto, todo a un buen nivel sin ninguna sorpresa.
La cara de vinos un poco alta de precio con alguna falta. Tomamos un correcto Lavia Plus 04. EL servicio del vino impecable.
El servicio matemáticamente perfecto pero algo frío.
La verdad, es que es el único en su especie en muchos kilómetros a la redonda.

Restaurante realmente diferente. Vayamos por partes. El entorno: el exterior, un polígono industrial, tal cual, perdido de la mano de Dios. ¿Qué hace un restaurante así en un sitio como este? "Salida de los infiernos", km 18 carretera de Murcia-San Javier, dentro del polígono industrial Polaris World. A la entrada, el árbol japonés que da nombre al restaurante; excelente decoración, una barra de sushi en la entrada fuera de lo común, una sala de espera con plasma, un comedor privado de cocina japonesa donde el chef cocina en directo, la sala principal cuidada hasta el más mínimo detalle, con cortinas cambiando de color, una sala de vinos acristalada con auténticas maravillas, el hilo musical perfecto para acompañar la velada, una cavita de puros con buenos habanos (Cohíba Espléndido, Montecristos, Partagás...), cristalería de primera, juego de mesa muy bonito... perfecto.
El Servicio: estuvimos solos cenando. Trabajaron como una maquinaria perfectamente engrasada, actuando los camareros casi en paralelo, sin descuidar ni el más mínimo detalle, parecían el "Dream Team" de Cruyff. Al terminar nos enseñaron el restaurante al completo, incluida la gran cocina.
La comida: seguimos la recomendación del menú degustación. Muchísima elaboración, puntos de cocción cuidadosísimos, realmente especial: ahora bien, las raciones demasiado pequeñas. En entrante de gambas al ajillo era "su visión de la gamba al ajillo", en singular, una única gamba riquísima. Nos quedamos con ese maravilloso carro de quesos. Muchos detalles, aperitivos varios, diferentes aceites para maridar la cena, varios tipos de sales (del Himalaya…). Hay dos menús degustación: uno de 79 euros y otro de 99 euros. Ninguno de los dos incluye el maridaje con vino.
Los vinos: nos maridó el menú con un cava estupendo, un tinto de la región, Juan Gil, y un Oporto de 20 años. Perfectamente servidos.
Con todo esto, la pregunta está clara: ¿merece la pena pagar más de 100 euros por lo que les he contado? Respóndase usted mismo y decida. En general, la experiencia nos gustó. Como sugerencia, creo que estaría bien ir añadiendo conceptos a las valoraciones en vías de establecer comentarios más reales: el servicio de sala, la relación calidad precio. Tampoco estaría mal poder puntuar de 1 a 10, pues con el rango de 1 a 5 en ocasiones es difícil reflejar la realidad.

Se trata de un concepto diferente, donde la cocina murciana está reflejada fielmente en sabores, mientras que la cocción, presentación y textura son la innovación. Disponen de menús degustación, además de carta.
Carta de vinos MUY completa, con refinado servicio del mismo.
El local posee un moderno diseño, comodo. Sumo cuidado en los detalles tanto del local en sí como del servicio de mesa.
Relación calidad precio pelín elevado, pero recomiendo la experiencia al menos una vez, a aquellas mentes abiertas (culinariamente hablando). Abstenerse quienes disfrutan de un plato rebosante de comida.

Un oasis en el desierto, para nosotros esta fue la primera impresión. Ginko primero sorprende por su diseño exterior y luego sigue sorprendiendo por el trabajo interior. La decoración de este lugar esta a un nivel altísimo, muy poco común en la zona incluso yo diría que única. El servicio amable y cercano funciona como un reloj suizo. Cubertería, cristalería y demás son sobresalientes.
Pero las sorpresas siguen dentro. La cocina trabaja con platos típicos de la cocina murciana y los da una nueva y magistral interpretación. Nos decantamos por el menú Ginko (un menú de 3 aperitivos, 2 entradas, 2 segundos, 1 surtido de quesos, 2 prepostres y 1 postre). Y gracias a la maestría del servicio estos platos fueron apareciendo en nuestra mesa en el tempo justo. En los aperitivos cosas como lomo de Kobe con gelatina de agua de tomate, magnifico. Sorprende el gazpacho murciano, y un deleite para el paladar le cordero segureño de 12 horas de cocción. Antes de los postres el carro de quesos, impresionante. Luego los 2 prepostres y como postré un original y divertido arroz con leche del siglo XXI. Todo perfecto y sin ningún altibajo.
(PARTE 1 DE 2)

Y dejamos para el final el capitulo de la sumillería, decidimos maridar el menú ya que esta opción estaba contemplada en la carta. Juan Luís nos fue mostrando dosis de su conocimiento del vino en cada copa que nos ofrecía: un cava Gran caus Rva. 2001, un vino californiano tal como Robert Mondavi Chardonnay 2001, Flor de pingus 2003 sobran las palabras, y al final Ch. Rayne Vigneau 2001.Juan Luís es un verdadero profesional como sumiller y jefe de sala.
Sin duda un lugar muy recomendable para calmar nuestra sed gastronómica en este desierto.
Nota: Es de agradecer la veracidad de los 2 comentarios anteriores, pues no es la primera vez que ilusionados por comentarios de algún forero nos hemos llevado un chasco en el paladar y otro el en bolsillo. Gracias.
(PARTE 2 DE 2)

He visitado muchos restaurantes de la Región de Murcia, pero como éste ninguno.
Por poner algún incoveniente, la situación un poco difícil de encontrar.
Decoración minimalista, con una barra de sushi a la entrada fuera de lo común, un comedor con tan sólo seis mesas, donde no le falta detalle. Cristalería asombrosa, menaje excepcional.
En cuanto al menú, soprende la crema de calabaza y el mero con gazpacho jumillano, pero sobre todo el chato murciano cocido 24 horas.
Los postres de excelente calidad y de mención los petit fours elaborados en la casa.
La carta de vinos no le falta ninguno de grades cru de Francia, pero hay que tener más vinos de la región, ya que estamos en Murcia.
Poco común en Murcia, es el carro de quesos que está en el camino de compararlo con el de Sant Celoni, pero también los muchos tés de todo el mundo al igual que de cafés.
No hay que dejar de ir a este tipo de restaurantes nunca.

La verdad es de los pocos restaurantes de murcia con una carta típica murciana utilizando las últimas tecnologías.
También existe la posibilidad de cocina japonesa, con una sala de Tepanyaki.
Una asignatura pendiente es el tema de sumillería, aunque tienen un sumiller que cuida todos los detalles (pero la carta de vinos carece de contenido). Nos contó el sumiller que para ahora en el mes de marzo, tienen cambio de carta. También es de mención una cava acristalada vista desde el comedor, la cual es una auténtica maravilla.
Tienen la posibilidad de vinos por copas, que en pocos sitios los tienen, de todas las partes del mundo y, todos a sus debidas temperaturas, que es digno de admirar.
Es una visita obligada, ya que tanto el servicio de sala (roza la perfección), con critalería Riedel Somellier y Bacarrá, como la cocina, son dignos de admiración.