El Faralló ya se ha convertido en un clásico de la zona. Local dividido en tres zonas, la más antigua, reformada y decoración clásica con algún toque moderno, terraza cubierta, y terraza descubierta. Nosotros estuvimos en la zona interior. Mesas bastante juntas, aunque de correcto tamaño. Dos finos Tio Pepe (2,5€) mientras que ojeabamos una carta tradicional de productos de la zona y distintos tipos de arroz. Carta de vinos más que aceptable para un local como este y a precios correctos. Optamos por una ensalada mixta(5€)correcta, y un plato de pulpo seco (9€)notable. De plato principal paella valenciana (12€), claramente no es su plato, el arroz falto de sabor, ingredientes cocinados separadamente, deficiente. Tuvimos que solucionarlo añadiendo ajoaceite (bufff). Acompañamos con un Belondrade y Lourton (34,50€) servido en copas Schott y café (1,20€). Servicio amable, el del vino se limita a la prueba. Creo que es un mejor restaurante que esta última prueba. Habrá que darle otra oportunidad.

Este verano estube por ahi denia y probe unos cuantos , este lo conocia por el almanaque asi q fui a probarlo y me encanto, el arroz estaba tremendo y las gambas ni te digo,tambien pedimos pulpo seco y sepionets, el vino no lo recuerdo y el precio cuando tocas las gambas ya sabes.
el servicio de toda la vida se notaban q eran de la casa.
volvere seguro.

Efectivamente, comida típica de la zona, pero que muy buena y con productos inequívocamente frescos. Tomamos un lenguado a la plancha estupendo, con el tamaño adecuado, es decir, bien grande. Las gambas de Denia, qué decir, simplemente extraordinarias. Los sepionets, perfectos. En cuanto al vino, nos sirvieron un Cillar de Silos al pedir simplemente un Ribera, así que felicidades.

Vamos por partes:

Comida: la tradicional en Denia: entradas del mar (sepia, mejillones, calamares, hígado de rape, pulpo), pescados y arroces (tienen marisco fresco) y postres tradicionales (tarta de manzana, flan casero...). Nada que aportar al panorama creativo. Buen producto y saber hacer del equipo de cocina: el arroz negro que probé muy bueno.

Bodega: En la linea de la comida: listado bastante tradicional, extenso, no abundante. Tomamos Lynus de Ribera del Duero: descorche y a la mesa, sin servirnos. Copas Schott. Precios normales.

Entorno: Salón recien reformado: elegante, combinando clasicismo (muebles) y modernidad (talla del techo...). Separación entre mesas ajustada. Las cartas me parecieron no estar a la altura del restaurant: de carton con foto del "bar faralló".

Servicio: Experto, de toda la vida, nacional. Algunos despistes (aunque la sala estaba llena y es comprensible).

Para repetir