Restaurante que ha cambiado de dueño y nombre. Nos han dicho que el dueño se ha ido a otro pueblo.
Sábado a mediodía. Local casi vacío, decoración cuidada y moderna, no me gusta pero es más que adecuada. Mesas suficientemente separadas, buena mantelería, cubertería y vajilla, copas mediocres. Atención y servicio por encima del precio: explicación perfecta de la apuesta del restaurante y los platos, muy buen ritmo, afabilidad y seriedad.
Menú (1 aperitivo 2 medios entrantes, 2 medios principales, 1 postre) maridado (gran detalle). Antes que nada unas buenas papas con miel y anís, y un agua (no se nos preguntó si lo queríamos y se nos cobró igualmente. No me importó pagar porque estaba buenísimo, pero esas cosas no se hacen). Aperitivo: bola de sobrasada con miel, suave y de buena calidad, y eso que no me gusta la sobrasada. Ensalada de la huerta con espárragos con una materia prima inmejorable, ergo muy sabrosa. Melón de Carcaixent a la vainilla muy bueno. Mezcladillo de longaniza con zanahoria, cebolla y más, tirando a dulzón, casi delicioso. Hojaldre con setas, pimiento, tomate, calabacín, buenísimo. Postre basado en mezcla de frío (helado artesano de fresa) y calor (macedonia caliente) nada original pero no por ello menos bueno. En realidad, el sitio no busca ser rompedor, sino ofrecer un buen producto (materia prima inmejorable, a base de productos adquiridos a gente de la zona, buena y profesional elaboración) a un precio ajustado. Y lo consigue: menú (12,5) + maridaje (3 copas de vino a 4 euros, selección muy adecuada y de calidad, con algún desconocido), café, agua, aperitivo fuera de menú = 20 por cabeza. Pan recién tostado y bueno. Faltan sitios así en Valencia.
Al final, agradable charla con el propietario / cocinero / camarero.
Mención aparte para los servicios: colonias, desodorantes y hasta dulces en su interior.
Local de diseño moderno en el bonito y turístico pueblo de Bocairent. Dispone de un reservado en el altillo y una inusual terraza de verano, al estar en una calle con una cuesta muy pronunciada. Además organizan actividades complementarias como monólogos, actuaciones de magia, etc.
Podríamos clasificar la cocina como moderna, basada en el recetario tradicional mediterráneo. La original carta (que nos aseguró cambia con cada estación) está estructurada en doce elaboraciones clasificadas como tapas frías, tibias y calientes, ocho platos principales y siete postres. En la carta también ofrece una amplisima posibilidad de cafés, tés, infusiones, incluso puros y las instrucciones precisas de como fumarlo para su mayor disfrute.
La carta de vinos, de corte moderno, está elaborada con archivadores de fichas intercambiables, y organizada por tipos y por DO's, a precios de tienda x 1.60. Los vinos son conservados en una estantería acristalada y climatizada a la vista del público. La cristalería es diversa y no toda adecuada de grosor. La temperatura de servicio correcta, pero no sigue la liturgía de servicio de vino, excepto la decantación (dispone de una bonita colección de decantadores).
Nuestra experiencia: unas cervezas con unas tapas ya dispuestas en la mesa (obligatorias) y a compartir ensalda multicolor con vinagreta de frutos del bosque, cilindro de patata con pulpo, verduras en tempura con soja y salsa de platano, arroz seco de verduras y secreto ibérico, surtido de quesos y degustación de postres de chocolate; todo ello armonizado con Terrós 2005 y Abalengo 2003 y un vino dulce de garnacha de Montsant. Eramos cuatro comensales y nos costó 131.40 euros.
En conjunto recomendable