RCP no adecuada

Esta situado en una céntrica calle peatonal, para aparcar, tampoco hay mayor problema de poder hacerlo por los alrededores en diario es zona Azul.
Decoración clásica y algo anticuada, una estupenda barra te recibe nada mas llegar, a la entrada al restaurante esta su horno de barro y la parrilla junto a el.
Mesas espaciosas, la carta con productos de la tierra (lo que pasa que nos espeluzna cuando encuentramos, que sus hojas están todas plastificadas), tomamos un revuelto de senderillas que no estaban mal, pero predominaba el exceso de ajo, media ración de morcilla de Aranda, cuarto de lechazo magnifico acompañado con una ensalada.
Para los vinos una carta amplia y alta en sus precios (con la misma plastificación que la de comidas), tenían como oferta un vinculo crianza por 14€, lo pedimos, pero nos indicaron que el sumiller no estaba y ese vino en promoción no lo encontraban ¿? nos sirvieron un vino suyo, El Lagar de Isilla con 9 meses en Barrica, que a mi entender no vale los 19,55€+IVA que nos cobraron.
Los postres desde luego, pedir uno para cada dos, son inmensos de grandes, tomamos una gigantesca tarta de queso fresco con compota de manzana estupenda y un helado de chocolate a la antigua con tres bolas del mismo grandes como puños (les sobraba la natita en el borde).
Un buen servicio, atento y amable.
Detalle al final de la comida con un soporte con licores de hierba, orujo y de café como detalle de la casa.
RCP, alta, el precio nos pareció muy alto, la comida mencionada, con un café, un vega fina corona (4,20€) para dos personas 103,42€

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