Restaurante El Portalón en Vitoria - Gasteiz
Restaurante El Portalón
País:
España
Provincia:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
39,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
54 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.1
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
9.1
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Vista del comedor desde nuestra mesa
Pimientos de cristal con emulsión de aceite de oliva.
Txipirones a la brasa
Txangurro al horno
Tarta de queso
Pantxineta con helado de vainilla
Verduras brasa.
Hongos y huevo
Pimientos de cristal
Opiniones de El Portalón
OPINIONES
10

Primera visita a El Portalón, emblemático restaurante de Vitoria- Gasteiz, catalogado como monumento histórico, antigua posada de mercaderes de estilo gótico-renacentista, del siglo XV y restaurado en el año 1957. Situado en pleno centro histórico muy cerca de la catedral de Santa Maria y otros importantes edificios de la misma época. Su nombre hace referencia a su gran puerta de entrada.

Fuimos a cenar, tras haber reservado con antelación, el lunes 08 de agosto. Nos situaron en la sala principal (posee si no me equivoco 7 salas), la mas conocida del restaurante y ubicada en el mismo lugar que en su origen.

Nos situaron en una mesa emplazada en un extremo del comedor desde el que divisábamos toda la sala (ver foto). Las mesas, bien separadas las unas de las otras, estaban bien vestidas, con manteles, buena vajilla y buenas copas ( si no recuerdo mal eran de la marca Schott). El servicio de sala fue bueno, cordial y profesional. El servicio del vino también lo fue, este se ciñó a la presentación, descorche, primera cata y llenado de copas de cuando en cuando.

Optamos por cenar a la carta y tomamos lo siguiente :

De primeros compartimos :

Pimientos de cristal con emulsión de aceite de oliva. (Plato del dia)  Muy bueno

como platos principales tomamos y picoteamos de un plato al otro :

Txipirones a la brasa (Plato del dia) Excelentes.

Txangurro al horno.  Delicioso. Uno de esos platos que no quisieras que se acabasen.

El pan que acompaño la parte salada fue bueno.

Como postres tomamos y compartimos :

Tarta de queso . Las hemos comido mejores, pero estaba buena

Pantxineta con helado de vainilla. Muy rica 

Para beber tomamos una botella de agua grande y una botella de vino blanco Eukeni Txakoli 2021 DO Arabako Txakolina. Bodega Artomaña (Amurrio) Cepajes 100% Hondarribi zuri. Vendimia manual. Vino fresco y equilibrado, elegante, con buena acidez, ligero y fácil de beber. Acompañó bien la cena.

Finalizamos con 2 buenos cafés.

La cuenta ascendió a 51,67 €/persona. Muy buena RCP. Desconozco el nombre del Chef que está al frente de los fogones del restaurante, pero la cocina tradicional que elabora no defrauda y es de gran calidad. Cuando volvamos a Vitoria-Gasteiz, renovaremos la experiencia.

  • Vista del comedor desde nuestra mesa

    Vista del comedor desde nuestra mesa

  • Pimientos de cristal con emulsión de aceite de oliva.

    Pimientos de cristal con emulsión de aceite de oliva.

  • Txipirones a la brasa

    Txipirones a la brasa

  • Txangurro al horno

    Txangurro al horno

  • Tarta de queso

    Tarta de queso

  • Pantxineta con helado de vainilla

    Pantxineta con helado de vainilla

Parada técnica, visita a la ciudad y comida para cuatro personas previa reserva.

Nos lanzamos todos a por el menú Portalón que tenía muy buena pinta. Entrantes para compartir: carpaccio de bonito del Cantábrico y salmón marinados, croquetitas Portalón, hojaldre de langostinos y ajetes, hongos de temporada con yema confitada y trompeta de los muertos, y gambas a la plancha. Estupendos. En el segundo plato coincidimos todos: solomillo de ternera a la brasa con patatas panaderas, piquillo y pimientos de Guernica. Excelente carne al punto, tierna no, lo siguiente. El postre se llamaba Ramonísimo y consistía en helado de vainilla con nata, licor, almendra y polvo de café. Bien.

El vino del menú fue un correcto Arienzo de Marqués de Riscal Crianza 2014. Qué alegría da volver de Francia y encontrar copas Schott en la mesa.

Café y agua incluidos en el menú.

Servicio rápido y eficiente.

El restaurante ya ha sido descrito suficientemente en anteriores comentarios, solo decir que la casa merece una visita, aunque no se piense comer allí.

El salón donde estuvimos, muy bonito, mesas muy bien dispuestas, buena mantelería y vajilla, servicio dedicado, eficaz y amable, muy acorde con el restaurante.

Eramos cuatro y para empezar pedimos algunas cosas al medio,

- Anchoas en salazón con su pan a la brasa, servido con tomate triturado en un cuenco, unas ocho anchoas, la materia prima muy buena, así que el plato fue un exito,

- Media ración de hongos salteados con huevo pochado y aceite de trufa, estando buenos, fue el plato menos gustoso, el de menos disfrute,

- Media ración de pulpo a la parrilla, bien hecho, tierno y sabroso,

- Media ración de pimientos de cristal con emulsión de aceite de oliva, de nuevo, buenos pimientos, con ese sabor característico tan bueno del pimiento asado.

Hay que decir que las medias raciones eran de buen tamaño y son una muy buena opción para probar varios platos.

Los platos principales fueron,

- Tres manitas de cerdo crujientes rellenas de foie, cuatro medallones, con una oblea de pasta crujiente arriba y abajo, las manitas deshuesadas y un trocito de foie (quizá demasiado pequeño) en el medio, espectaculares, los tres que lo pedimos coincidimos que fue de lo mejor de la velada.

- Taco de ventresca de atún a la brasa con verduras salteadas, de nuevo buena materia prima, bien cocinado (poco), otro éxito.

El vino fue un Baigorri (19€), bien servido a su temperatura, buenas copas, una carta amplia, muy de la tierra, y con mas marcas comerciales de lo que esperaba, salvo alguna excepción, precios contenidos.

No tomamos postre, si dos cafés, el pan, cuatro raciones 5€.

Disfrutamos mucho, volveremos, sin duda.

Ya mi tercera visita a este magnifico caserón, desde la última hace cuatro años han abierto el portón de entrada y ahora se puede tomar un vermut, unos vinos o unas tapas por si el apetito aprieta antes de hora.
La calidad de la comida y el buen hacer del servicio no ha cambiado, siguen en buena linea.
De primeros:
Carpaccio de solomillo, Buena carne
1/2 Ración de Txangurro, Sabor exquisito
De segundos:
Foie Fresco a la plancha con boletus, Riquisimo...
Besugo a la parrilla, En su punto perfecto
De beber:
Waltraud Riesling Penedès 2013, vino de bodegas Torres de la variedad Uva Riesling, Fresco y aromatico, Me gustó sin más.
De postres:
Queso idiazabal, con las nueces, membrillo y pan tostado como a mi me gusta.
Mi mujer Mon como no es mucho de postres, pues nada.
Dos cafès para finalizar.
Disfrutamos de la buena comida y del bonito caserón y luego seguimos haciendo la digestión con un paseo por las calles y parques de Vitoria.

Restaurante al que me gusta acudir al menos una vez al año aunque eso le recuerde a uno lo fácil, demasiado fácil que pasa el tiempo.
Más que un restaurante en sí, el Portalón es prácticamente un museo, fue fundado a finales del Siglo XV. Era una Casa de Postas y mantiene el mismo aspecto medieval de la época. Su nombre no tiene dudas, lo más destacable es el enorme portón de madera de roble que daba entrada a los carruajes de los comerciantes, teniendo así un lugar a salvo de asaltos y robos.
Buen sitio para comer tras un paseo por la antigua aldea de Gasteiz y además junto a él se encuentran otros emblemáticos edificios como la catedral de Santa María, la Torre de Doña Otxanda y la plaza de las Bullerías.
Estamos en el casco viejo y podemos aprovechar también para comernos unos pintxos y tomar unos txakolis antes de ir a comer o cenar.
Es en los años 50 cuando se da definitivamente el uso de restaurante a este edificio y desde entonces no ha dejado de funcionar y bien al parecer.
Tiene varios comedores que hacen poder atender diferentes propuestas a la vez y que los comensales no se sientan molestados por otros más o menos ruidosos.
Comedores bien vestidos, buen tamaño de mesas, con detalles cuidados. Las copas de vino de muy buen tamaño y calidad.
El servicio muy profesional y amable en todo momento. Su bodega, situada en las antiguas caballerizas está bien servida y merece una visita.
Una de sus ofertas más interesantes son sus cenas teatralizadas con un menú cerrado, algún día habrá que acudir a alguna de ellas. Desde luego que el entorno es más que ideal para ello. También disponen de un estupendo menú degustación.
Pero hay días en los que uno acude ya un tanto “servido” y no necesita “repostar” tanto pues el “depósito” está ya medio lleno.
Así que vamos a pedir alguno de sus excelentes productos para compartir.
Comenzamos con una ración de pulpo a la parrilla: producto de diez, estupenda ración, punto perfecto, a mi al menos así me lo parece. No “blandengue” como a muchos les gusta, yo lo prefiero “al punto”, que tengas que masticarlo un poco.
Recuerdo una “pequeña discusión” en La Torruca sobre el punto ideal del pulpo y Gustavo me lo dijo, ese punto “tieso” hace que lo tengas más tiempo en boca y así lo disfrutes más tiempo. Estoy totalmente de acuerdo.
Almejas a la sartén: de nuevo excelente producto, con un toque cítrico que las hace más apetecibles aún. El “problema” de este plato es que te quedas con ganas de más. Yo estaría comiendo almejas como si fuesen pipas, pero su precio hace que me lo “piense” un poco. Muy ricas.
Rape a la brasa: seguimos con producto de primera calidad, tanto el del pescado como el de la patata que lo acompaña. El jugo está para untar pan sin conocimiento. Punto exacto del rape, jugoso. Los ajos dorados, otra de las cosas que a mi me hacen disfrutar de lo lindo, están de rechupete.
Estofado de rabo: para no variar ni un ápice el comentario, buena carne, se despega con suma facilidad, Suave, sabrosa. Una pequeña pega que cada día es más habitual, un pelín soso para mi gusto. Esta ansiedad por la salud…… Pero ni siquiera me he planteado pedirla, se puede comer sin problemas. Buena ración en tamaño, de nuevo la patata excelente, como no puede ser de otro modo. Estamos en tierra de patatas. La salsa también exquisita y de nuevo volvemos a utilizar uno de mis alimentos preferidos, el pan, para dar buena cuenta de ella.
Goxua: postre alavés por excelencia. Recordaba que lo había probado en este mismo restaurante en otra ocasión y que el caramelo me “molestó” un tanto por exceso. Esta vez no ha sido así, los ingredientes en las proporciones ideales. Está rico, muy rico
Para acompañar la cena hemos decidido bebernos una botella de algo que cada día me gusta más:
Gramona Imperial Gran Reserva 2007
Color amarillo dorado claro.
Nariz a manzana, pera y toques dulces. ¿Bollería sería la palabra?
En boca sigue marcando la manzana y ya se nota un ligero amargor que nos lleva a un retrogusto muy largo y agradable.
Es un cava que por un precio comedido te permite disfrutar de principio a fin de cualquier comida en cualquier momento.
Con el postre hay bebidas más apetecibles y hoy me he encontrado con dos "viejos conocidos":
Sidra de hielo Neige: un placer para los sentidos, aquí la manzana está presente hasta para los paladares menos entendidos.
Noe PX: otro placer de dioses. No es que me guste, es que me encanta. Me quedo con una frase de una persona a la que le tengo un tremendo respeto y que resume estupendamente lo que se siente al beber esta maravilla:
“RCP de 10 porque… ¿cuánto vale una sensación?”. Un saludo, D. Javier.
Café e infusión para terminar la “función”. ¿caro? Subjetivo a más no poder. Excelente producto, la tercera parte de lo abonado son bebidas y el servicio y entorno poco pueden mejorar.
Si alguien quiere ver fotos: http://gastiondo.blogspot.com.es/

Pienso que este restaurante debería visitarse aunque diesen mal de comer. Esto es tanto un museo como un lugar para "repostar".
Además han decidido abrir su tremendo portón que desde que esta antigua casa de postas se convirtió en restaurante, permanecía cerrado.
En ese zaguán se pueden ahora tomar unos vinos y comer unos pintxos y además visitar la bodega situada en las antiguas caballerizas.
Una vez accedes al local te encuentras con trozos de historia en cada rincón de los varios comedores más o menos grandes de los que dispone.
Además organizan cenas teatralizadas ya que el entorno casi obliga.
Mesas bien vestidas, de buen tamaño y correcta separación entre ellas, buena vajilla y copas schott.
El servicio es amable y muy profesional y en concreto la persona que a nosotros nos ha atendido, que sin ser sumiller sabe de vinos y atiende cualquier duda tanto de caldos como de cosas más sólidas.
Un par de pan de chapata correcto, quizás recién horneado esté riquísimo. Yo para el pan soy "reciente".
En varios de sus platos te permiten la opción de pedir medias raciones y así tienes la posibilidad de degustar alguna más de sus sugerencias. Comenzamos con lo que nos ha traído hasta aquí:
Pimientos de Cristal con Emulsión de Aceite de Oliva media ración de riquísimos pimientos con un estupendo aceite. Poco se puede decir de este plato, riquísimos, sin más.
Media ración de sus famosas mini-croquetas. Tamaño bocado, perfectamente ejecutadas, de huevo cocido y jamón, de espinacas...
De nuevo nos encontramos con un plato sin florituras pero con sabor y perfecta realización del mismo.
Hongos Salteados con Huevo y Aceite de Trufa Seguimos con las medias raciones. Al poner el plato delante de mi, el aroma a hongo ha sido lo primero que me ha llegado. Buena señal. Presentado con el huevo centrado y hecho en su punto. Ricos los hongos y rico el conjunto de un plato clásico y ya muy habitual pero que está tan impresionante que es difícil no pedirlo.
Pues hemos comenzado estupendamente, sin duda.
Yo hay cosas que al leerlas ya ni cerebro no tiene capacidad para más y en esta ocasión ha sido:
Manitas de Cerdo Crujientes rellenas de Foie Presentadas en cuatro trozos, deshuesadas y acompañadas por puré de patata y una salsa muy rica. El foie les da un toque más sabroso aún pero no "molesta" en absoluto. El otro día me comí unas patas al estilo tradicional y realmente es como comer dos platos total y absolutamente diferentes. Uno para disfrutar como un chiquillo untando pan, el otro es más trabajado y menos "lujurioso" pero ambos merecen la pena.
Hoy alguna ha decidido pedir como segundo plato uno que no lo es pero hay gente que se cuida y otros no tanto y así nos luce.
Verduras de temporada a la brasa Una estupenda ración de vainas, tomate, zanahoria, coliflor, espárrago, cebolla, pimiento rojo y verde y berenjena. Cada cosa con su sabor, sin mezclas y además con el toque de brasa que ya las hace sabrosísimas hasta para lo que no somos demasiado "verduleros".
Hoy para beber hemos elegido un Bürklin-Wolf Ruppertsberger Riesling 2009 Me suena a mi que ya lo había probado pero ha sido como una nueva experiencia. Al abrirlo, la nariz lógica de estos vinos, puro hidrocarburo pero no tarda demasiado en aparecer la fruta y además bien marcada. Correctísima acidez y mantiene en boca un postgusto largo. Para un inexperto como yo ha resultado un señor vino, muy rico y que ha maridado estupendamente incluso con las manitas.
La carta de vinos no es corta aunque pesan sobremanera las referencias de Rioja Alavesa. No obstante encuentras cosas interesantes de otros lugares. Buen servicio y atentos en todo momento al rellenado de las copas.
Como sobraba vino aún, hemos pedido media ración de Queso Idiazabal Presentado con unos trozos de membrillo y unas nueces.
Nos ha comentado la chica que lo hacen en la quesería de su propio hermano, situada en el pueblo de Larrea. Pues el queso estaba co-jonudo, intenso de nariz, bien curado y sabroso, perfecto para dar cuenta de ese riesling.
Estamos donde estamos y el postre no ha sido para dudar:
Goxua Presentado como es menester en una cazuela de barro y con la única pega de tener demasiado caramelo de "adorno" lo que mata un tanto el resto de sabores y mira que estaba rico el "condenao".
Pues grata experiencia culinaria en un lugar de ensueño y al que me gustaría ir con un amigo común de muchos que seguramente puede contarnos muchas historias interesantes.

  • Verduras brasa.

    Verduras brasa.

  • Hongos y huevo

    Hongos y huevo

  • Pimientos de cristal

    Pimientos de cristal

Edificio histórico del siglo XV, que acoge varias salas y una bodega en la parte inferior, perfecta para degustar un vino, en un ambiente estimulante. Servicio profesional, correcto y atento. Carta de vinos con referencias de Rioja alvesa y no mucho más. Correcto servicio del mismo, aq deberían renovar y adaptar las copas al tipo de vino que se suele servir. Cocina tradicional, bien hecha, rica sin florituras, apetecible

Precioso lugar (antigua casa de postas) digno de ver por fuera y disfrutar por dentro. Cocina clásica sin mayores pretensiones que una buena materia prima y adecuada elaboración. Cena para dos que consistió en: langostinos de Sanlúcar (normal), pimientos del cristal (bien), rape (muy bueno), merluza (bien), goxúa (bien). Media entrada a pesar de estar en fiestas de la Virgen Blanca.

Segunda vez que comemos en este magnifico restaurante.
Comimos 4 personas (era nuestro 25 aniversario de casados)
Jamón guijuelo, Tacos de salmón,Almejas en salsa verde, Gambas(muy buenas),Merluza al Horno,
merluza con almejas, chipirones en tinta(excelentes)
De postres, tarta de manzana y Biscuit de avellanas con chocolate caliente(Bufffff. que bueno)
Bebidas, Luis cañas y Zarate-albariño.
El servicio atento.

Uno de los grandes de Vitoria vuelve con fuerza. Impresionante casona historica Alavesa. Antigua posada-fonda del Siglo XV. Y es que hay que verla. Si podeis, pedir que os enseñen la casa, o por lo menos haceros los despistados y pretended que estais buscando los servicios mientras "husmeais" por los distintos pisos de la casa. La bodega merece la pena visitarla, más de 200 referencias, predominando los riojas alaveses. Organizan catas en grupo cualquier noche de la semana. La comida es sencilla y auténtica. Basada en buena materia prima, sin demasiadas innovaciones. Se limita a hacer muy bien lo que gusta a la mayoría de los clientes. Se han de probar el revuelto de guindillas-sólo en inicio de temporada-, la crema de morcilla de verduras y alubias, y en especial el cochinillo asado a fuego lento. 13 horas de asado hacen de él una auténtica delicia. Buen servicio de vino y copas, aunque quizás se peca de demasiados riojas alaveses, típico de la mayoría de los restaurantes de la zona, y es que los Alaveses son gente orgullosa!. No dejes de visitarlo si pasas por Gasteiz. Un pedazo de historia y, homenaje que merece la pena pegarse.

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