Local ya perfectamente definido, en cuanto a entorno, tipo de clientes y comidas.
Esta vez me acerqué, a quizás fuera de hora en términos generales, pero a buenas horas para poder estar sin sufrir agobios: algo más de las 13 horas de un jueves laborable.
Las barras con media ocupación y así pudimos los cinco que nos acercamos al local, acomodarnos a nuestra manera y gusto.
Pedimos de comer: dos medias de paletilla de jamón, una media de lomo, una de chicharrones y ventresca de bonito en conserva sobre una base de tomate fresco.
De beber: cuatro finos, dos cañas, un agua y una coca cola.
La comida una vez mas para exclamar ¡c..ñ.¡que bueno está y la bebida a buen nivel.
Los camareros con gran diligencia y amabilidad, sin olvidar su gracejo, del cual puede dar una idea , le comentario de mi nieta de poco mas de tres años y medio que me preguntó al rato de estar en el local ¿ abuelo, por que están tan contentos los camareros?.
La cuenta le falto poco para llegara a los cincuenta euros.
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