Como tantas otras veces acudí a este restaurante después de leer las

Como tantas otras veces acudí a este restaurante después de leer las buenas críticas de la página. Coincido con muchos de los comentarios. El local, situado en una zona bastante desangelada, me/nos encantó por dentro. Decoración moderna pero sobria y servicio perfecto. Pedimos el menú degustación de 42 euros (2 aperitivos / 2 entrantes. Pescado, carne y postre). Mejores los platos, una merluza con muselina de ajoquemado y una carrillada, que los entrantes, el ya mencionado saquito de espinacas, vieiras (coincido en que no se aprecian) y mascarpone; y un pastel de marisco. Los 2 aperitivos: corazón de alcachofa relleno de huevo de codorniz y cubierto de queso de cabra gratinado estaba muy bueno si bien el sabor del queso predomina por encima del resto. El otro: cecina de Teruel muy rica pero el tipo de plato desentonaba con el resto del menú. El postre, un semifrío de mascarpone y frutas del bosque no me convenció. Pedimos un Quinta Apolonia (20 euros). El servicio del vino no depende de uno mismo y los platos para mi gusto los sirvieron demasiado rápido. Quedamos satisfechos y no pasamos nada de hambre. Repetiremos otro día para pedir de carta

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