Un gran descubrimiento. Tomamos el menú degustación y estaba todo

Un gran descubrimiento. Tomamos el menú degustación y estaba todo exquisito. 2 aperitivos, 2 entrantes, ½ carne, ½ pescado y postre. Platos creativos y bien cocinados. Por ejemplo la alcachofa con queso o el pescado estaban realmente excepcionales. El único pero es que las raciones eran raquíticas y por ejemplo el trozo de foie de entrada era en realidad una oblea difícil de catar (y menos con las dos reducciones que lo acompañaban).
El servicio es muy atento y se nota que ha toreado en otras plazas, los platos se sirven con puntualidad y a pesar de que la sobremesa terminó a las 2 de la mañana no observamos ni una mala cara, al contrario nos decían si queríamos tomar algo más.
La carta de vinos no es muy extensa pero cubre todo lo necesario con precios medios-altos.
Quizás lo peor del restaurante es todo lo que rodea la comida, no hay variedad de panes, no parece tener un carro de quesos como postre alternativo, la mantequilla que sale a la mesa es tipo desayuno de avión y por ejemplo el café no viene acompañado de algún “detallito”.
El chef (Ruben ???) sale a saludar al final y merece nuestro aplauso pues ha conseguido lo más difícil que es una cocina creativa bien ejecutada. Falta ser un poco más generoso con las raciones y afinar los detalles que rodean a la comida. Seguro que tendrá una evolución muy interesante.
El local muy bien montado incluida su cava de vinos en dos alturas.

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