Opción muy recomendable en Porrera.

Ubicado en el pueblo de Porrera y situado al lado del cauce del río Siurana. Decoración rústica, las paredes pintadas en colores pastel, también usan las botellas vacias a modo decorativo. Los manteles, cada uno diferente, forrados con un sobremantel de plástico transparante (a modo de hule). La decoración en conjunto tiene un toque naif. Las mesas bien dispuestas y buena separación entre las mismas. Anexo al restaurante, tienen tienda de vinos.

Cocina casera de corte tradicional basada en el producto, con buenas presentaciones. Son bastantes autárquicos, intentan utilizar en la medida de lo posible los productos de su propia huerto, el aceite de la zona (D.O. Siurana), el cordero criado en el mismo pueblo, etc. Carta no muy amplia, pero si suficiente, ofrecen unos diez primeros, otros tantos de segundos y seis o siete postres, elaboraciones todas ellas muy apetecibles. Además suelen ofrecer fuera de carta un par de elaboraciones según temporada y mercado. El servicio es atento, dispuesto y la persona que ejerce de Jefe de Sala (creo que es uno de los propietarios) especialmente simpático.

La carta de vinos se centra básicamente en los de la zona (Priorat y Montsant), también de otras D.O.’s catalanas y algunas referencias francesas. Resulta curiosa que la única referencia española ofertada no catalana sea de la no muy frecuente D.O. Bullas (Lavia), el motivo parece ser que viene dado por la amistad de los dueños del restaurante con el elaborador. La cristalería de buena calidad, creo recordar de la marca Schott. El precio del vino es muy bueno, a precio de tienda, en ocasiones más barato que en bodega. Cobran dos euros por comensal en concepto de descorche. El servicio del vino en general es más que correcto.

Nuestra experiencia fue al mediodía, eramos un grupo numeroso de diez adultos y cada uno de nosotros eligió un primero, un segundo y un postre. En mi caso de primero me atreví con una original ensalada de rúcula con foie y mermelada de higos. Fue muy comentada una crema de remolacha con foie que tomaron algunos de mis compañeros de mesa. Muy alabado también fue un flan de espinacas (no quedaba de puerros) con queso, también muy bien el ragout de cordero. De postre gustó mucho la tarta de mascarpone con chocolate y menos el yoghourt natural con confitura de chocolate y plátano. Para beber: cervezas, agua mineral, una botella del novedoso priorat L’Inconscient de los primos Pérez y la garantía del infalible Les Sorts Vinyes Velles. En el postre además de los cafés e infusiones de rigor, tomamos una botella del Etim Grenache verema tardana. Todo lo mencionado por 347.80 euros.

Opción muy recomendable en Porrera.

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