Ambiguo

Escogido por la pareja de amigos, fuimos con éstos a Ossea a cenar un viernes. El local de moderna decoracion, algo ruidoso. El servicio atento. Elegimos el menu de noche, que salia a unos 21,20 euros por persona acompañado por 2 botellas de vino, el blanco Kientz de Elsace, que seria apreciado por los que admiran a los vinos dulces y afrutados, y el tinto el Cojon del Gato, muy aspero y astringente para mi gusto. En cuanto a precio del vino, pagamos 21 y 20 euros respectivamente, supongo que hay sitios en dia de hoy donde el precio de la botella no comprende el triple de lo que vale el mismo en la tienda. Como eramos 4, pedimos 4 entrantes al centro de mesa y el segundo individual para cada uno. Empezamos con sorpresas de berenjena, 2 laminas envueltas en forma de sobres, que de sorpresa tenian gambitas pequeñas y champiñon laminado, buenas,seguimos con ensalada de cabra, normal, yo la bautizaria ensalada de rucula con nueces y pasas, porque es lo que tenia mayoritariamente como ingredientes, algo escasa de cantidad, aunque fuese para una persona solo, luego probamos crepes rellenos de setas y bacon cremoso, no me gustaron mucho, porque para mi los crepes tienes que ser crujientes, lleven el relleno que lleven, y terminamos con piruletas de kefta de pollo, no llegue a probarlas, despistada con mi media crepe:-). La racion llevaba 3 piruletas y 3 lonchas de pan tipo pita, si lo supieramos, hubieramos pedido que nos trajeran 1 piruleta más con el suplemento. De segundo pedimos bacalao al horno con salsa de mariscos y entrecots con tempura de verduras. El bacalao estaba muy bueno, jugoso y en su punto, y la salsa deliciosa, en cambio los entrecots regulares solo, de tamaño grande, tal vez por eso tenian un suplemento de 6 euros por pieza, supongo que no se puede esperar grandes cosas de carne del menu, no obstante el pescado sí, cumplia las expectativas.
De postre tomamos tiramisu blanco con frutos del bosque y mousse de chocolate a la menta. El tiramisu blanco bueno, aunque el relleno estaba algo liquido, probablemente, por ser elaborado a partir de la nata montada y no del queso mascarpone, al mousse, bueno de sabor, flojo de textura, le faltaba el punto de cuerpo, tal vez por escasez del tiempo que llevaba entre ser elaborado y reposado en la nevera.
Si volviera alguna vez, probaría las cosas de la carta, que ví un par de referencias que me llamaron la atención.
Una opción aceptable si estais una noche a la hora de cenar por el barrio de Ruzafa.

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