Santi santamaría no sólo es un magnífico cocinero, además tiene la virtud

Santi santamaría no sólo es un magnífico cocinero, además tiene la virtud de formar equipos de una tremenda solidez allí donde se lo encomiendan. Evo funciona como un reloj suizo. La bienvenida es perfecta. La sala y su emplazamiento sobrecogen. El maitre sabe predisponer al comensal al deleite de una cocina con el sello inconfundible de Santamaría. El sumiller transmite discretamente un gran conocimiento y ha elaborado (supongo que en sintonía con Juan Carlos Ibáñez) una carta de vinos grandiosa. Los vinos se disfrutan con copas Zwiesel 1872 (colección Enoteca). La cocina, soberbia. Opté por la carta. angulas sobre compota de berenjena y ancas de rana rebozadas y crujientes, como aperitivos. Ravioli de vieiras, crema de cuajada y caviar osetra. Langosta asada con verduras de Puigcerdá. Ciervo con garbanzos fritos y lombarda. Brioche especiada, mango y sorbete de limón. Champagne Pierre Gimonet 1er cru millesimé 2002 y Dominio de Valdepusa Syrah 2003. Merece bastante más que la única estrella Michelín que ostenta hoy.

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