Restaurante acogedor, minimalista con suficiente separación entre mesas.

Restaurante acogedor, minimalista con suficiente separación entre mesas.
Servicio atento. Tomó nota el chief y dueño. Posibilidad de medias raciones.
Cocina tradicional actualizada.
Comida 3 personas.
Aperitivos. Aceitunas, croquetitas y lomo de orza.
Entrantes: Gazpacho de bogavante, arroz meloso de pulpitos y berberechos, menestra de verduras y huevos rotos con jamón. Todo muy rico.
Segundos: 2 x cochinillos confitados y un besugo rustido (todo sin guarniciones). La ración del besugo, aunque en su punto, era ridícula, por lo que al terminar, y sin haber hecho comentarios, nos ofrecieron media ración de carne (guiso de morcillo de ternera, muy meloso).
Postres modernitos, aunque sobresalió un coulant de chocolate.
Sobremesa con unas tejitas. Nos ofrecieron un licor. Pedimos PX de Lusteau.
Carta de vinos actualizada, con apenas representación de blancos (unos 15, incluidos cavas). En tintos completa. Precios muy dispares. Elegimos por lo ajustado en precio: Milmanda 2003 (42,95€ inc IVA). Temperatura algo baja. No hizo falta pedirles cubitera. Rellenaron siempre las copas sin prisas.
Precio total: 193.50€ (inc IVA)