Nueva visita familiar a este restaurante. Comenzamos con el vino. La

Nueva visita familiar a este restaurante.
Comenzamos con el vino. La carta sigue adoleciendo de mala presentación. Un pelín confusa a mi juicio, pero no me parece de rigor a estas alturas de la temporada que prácticamente todos los vinos de la misma se encuentren corregidos a lápiz para reflejar la añada que pueden presentar. Deberían cuidar más esta presentación. Con respecto a los precios me parecieron razonables y sí quisiera destacar la parte de la carta referida a vinos históricos. Precios fantásticos en esa sección. El servicio del vino: en copas
"suficientes", así como la temperatura de servicio y presentación de los mismos. Me sigue sorprendiendo no ver a ningún sumiller, al menos uniformado como tal. Aun más sorprendido me quedé cuando no olieron el corcho, pero bueno, supongo que soy bastante tiquismiquis con estos detalles. La temperatura de servicio: alta (qué raro ¿verdad?).
Veamos la comida. Desde mi punto de vista sigue estando un punto por delante de los demás que conozco (aunque reconozco que quizá debiera revisitarlos) de Segovia. Auna el clasicismo segoviano con un pasito más en algunos de sus platos. Destaco por encima de todo los puntos de la carne. Realmente perfectos. El lomo de ciervo estaba fantástico, ni le faltaba ni le sobraba un segundo de cocción. La presa igualmente perfecta en su punto de cocción.
(sigue debajo)

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