Un suave cambio en la tradicion segoviana, saturada de asadores, asadores

Un suave cambio en la tradicion segoviana, saturada de asadores, asadores y más asadores.
El entorno es clásico de este tipo de lugares, pero sin llegar a ser tan adusto como muchos otros.
Cubertería y vajilla solvente, así como el mobiliario, que cumple sin más su cometido. No hay que buscarle ni el art-decó, ni el Bauhaus, a un lugar como este, no lo necesita.
Según me siento, ya le bajo un par de puntos... el mantel está manchado. Errores que no disculpo.
Es fin de semana y claro, el servicio anda un poco aturullado, prisas, carreras y amontonamiento de platos en la mesa del comensal. No obstante son buena gente y pese al lio de domingueros cumplen su trabajo con profesionalidad (además estaban enseñando a un chavalillo, desde cómo servir a cómo abrir la botella... pobrecito que mal lo ha pasado ;)

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