A la altura de las expectativas

Realmente anima ver que a pesar de llevar ya un lustro de crisis, aun puedas encontrarte con sitios como éste donde los comedores se llenan y no digamos ya su concurrida barra, tan frecuentada para hacer el aperitivo tanto si deseas comer después, como si solo estás de paso.

José María, persona inquieta, va entrando y saliendo de sus salones al vestíbulo donde nos encontramos muchos de los clientes esperando a ser llamados para ocupar mesa.

En nuestro caso, unas copas de Pago de Carraovejas servidas a la temperatura adecuada y sus correspondientes tapas de cortesía, nos llevaron poco después al restaurante para poder comer, como no, su afamado cochinillo (muy tierno por dentro y crujiente por fuera), y para el que pedimos una ensalada como acompañamiento. Antes unos puerros embotados que estaban deliciosos, y continuando con Pago de Carraovejas (un lujo que sea el vino de la casa), para cerrar con perfecta armonía el ágape en cuestión.

Espero que no cambie un ápice, porque la verdad da gusto.

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