Muy mal esta vez. Otras veces ha estado muy bien, pero algo ha cambiado. Los entrantes ya hechos y frios. No tardaron ni 2 minutos desde pedir hasta traerlos. Lamentable. El arroz con bogavante pasado pasado y soso pero soso. Un timo. Un local con esos precios no se puede permitir fallos asi. No todo puede ser el entorno. Lo primero debe ser la cocina, y esa va en picado. Comer a disgusto por 50 euros es salir cabreado. No creo que vuelva.

No he tenido el placer de conocerlo antes, pero ahora, comparto los comentarios. El arroz pastoso, la cubitera para enfriar el vino pequeña (por mucho que el camarero apretase la botella, no cabia), te sirven la ensalada y se llevan las vinagreras a otra mesa (rollo menú de poligono industrial), y en cuanto al local, mas bien parece un salon de bodas al mas estilo "cuentor" un restaurante, lo unico bueno, el mar (y no es de ellos). Ni lo recomiendo ni volveré.

Coincido con los comentarios anteriores y reafirmo lo dicho. Antes como merendero de playa pasaba pero ahora no se perdona que invites a unos amigos de fuera de Valencia a la playa a comer una paella y te la sirvan insípida y sobre todo fria. El edificio y el entorno no lo es todo. El servicio desmotivado. Imperdonable!. Me cuesta recomendarlo, no creo que volvamos.

Lo enomer que es el local resulta molesto pues pierde totalmente el encanto. Las mesas estan unas pegadas a las otras lo que impide que exista cieta privacidad y a eso debemos añadir el enorme ruido que se genera.
La mejor alternativa es estar en la terraza, donde almenos las vistas valen la pena.
Los camareros no responden al nivel de servio que merece un resturante con los precios que este tiene.
La comida no esta mal, los arroces son lo mejor que tienen.

Improvisación, prepotencia, vulgaridad, trampa, mediocridad, nulo gusto por las cosas bien hechas...

¿Quien es el gerente de este "negocio" que permite tantos desafueros?

Las autoridades deberían tomar cartas en el asunto y no permitir la apertura de locales, con gran inversión y en lugar excepcional, pero con una cocina, que habrá que verla; supongo que algún caiman se ha debido comer al cocinero...

Nada recomendable a no ser que se quiera quedar mal con algun pariente y/o enemigo al que se quiera hacer pasar un rato "inolvidable".

Totalmente de acuerdo. Cuando era un barracon, aún tenía el "encanto" de estar un merendero de los de antes. Ahora solo tiene de positivo la ubicación que es impresionante. Los arroces y el tapeo, probablemente deslumbre a los forasteros poco exigentes. Del servicio mejor no hablar. A día de hoy no se puede consentir que los camareros huelan a sudor.

Mi familia ha asistido a desagradable comida: arroz a banda mal cocinado y en escasa cantidad, unas tapas en pésimas condiciones y unos precios muy altos. Lo mejor el agua y el vino embotellados. Una comoda peor que la sirven por 7 euros en cualquier bareto al precio de 40 euros. Un verdadero sablazo

Reservas junto ventana y te ponen en medio de un mar de mesas, vacias!!. Reclamas y con mala educación a regañadientes te colocan donde habias reservado. Camareros corriendo, tropezando=platos al suelo. (local excesivamente grande).
¿Pongo unas picaditas? Traiga carta. Mala cara. 1 calamares 8€: flojos, poco hechos. 1 tellinas 8€: frias. 4 platos arroz a banda 40€: Insipido y frio. 2 natillas 6€: sentaron mal a ambos. Vino: 1 pequeña blanc pescador 10€ y todavia esperando cubo con hielo... Nada que ver con aquella Ferradura que tanto hemos disfrutado durante años, en un emplazamiento cutre pero más agradable, con un trato humano calido, respetuoso y una calidad sobresaliente que ahora ya es solamente historia. Un local asi podria dar mucho de si y bueno, pero con otras maneras y calidad acorde. Lastima.

Pedimos paella y nos trajeron arroz requemado y la vez sin cocer ¡formidable!,un trozo de pollo y otro de conejo, ambos mal fritos ( el muslo de pollo sangró al cortarlo) y tres, tres, trocitos de judía verde - no había otra verdura-. Estos ingredientes no se habían conocido antes de ser emplatados; quiero decir que la carne fue frita, o casi, por su parte, los tres trocitos de judía verde quizá fueron hervidos en otro sitio y el arroz masacrado en algún aparato de cocción u horno, luego los juntaron y los sirvieron bajo el nombre de paella, y eso tuvieron el tupé de hacerlo en Valencia. No hay que decir nada más. El local es grande y nuevo, pero la comida fatal.