Lo conozco desde sus modestos inicios, cuando no era más que unas cabañas, salas humildes y un extenso jardín con precarias sombrillas. Aún así, sus creadores ofrecían un servicio profesional y excelentemente uniformados.
Uno de los éxitos de entonces, y sigue siendo ahora es la fórmula del parque infantil, el servicio profesional y el excelente panorama de la playa.
Llama la atención la grandilocuencia del establecimiento, que no ha reparado en gastos.
La paella valenciana la valoro 7 sobre 10.
Nunca, ni siquiera en sus inicios, fue una opción económica, no obstante ahora por sus instalaciones y servicios sus tarifas me parece más razonables.
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