Situado tras cruzar el río Vero en una zona menos comercial y transitada.

Situado tras cruzar el río Vero en una zona menos comercial y transitada. El local es elegante, cómodo, y el salón privado en el q estuvimos era fantástico. Se puede disfrutar de la comida propuesta por Sergio Azagra empezando por un delicioso cuajo de boletus con foie, seguido de un conjunto de arroces salteados con setas y quesos aragoneses, bacalao asado y terminar con unas albóndigas de ternasco con trufa líquida. La verdad es q el menú propuesto estuvo francamente bueno, añadiendo los postres (surtido de quesos y copa de frambuesa con caramelo).
Servicio del vino correcto (y encima llevamos nosotros botellas q nos dejaron abrir) pero las copas para el blanco deben mejorar. Carta de vinos centrada en Somontano, algo corta.
Tomamos alli un Gewurztraminer de Viñas del Vero, Clarion y luego Secastilla (junto al nuevo Mirto 2002 Magnum y Aalto 2000 que llevamos nosotros)
Buen café aunque por el nivel del restaurante se echó en falta algún dulce para acompañarlo.
Propuesta gastronómica altamente recomendable por la zona.
Precio medio: 50 €.

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