Amor por lo que uno hace

Despues de bastantes recomendaciones entusiastas lo tuvimos bien claro,, hay que ir. Día soleado, con buenos amigos (imprescindible). 30 minutos de retraso imperdonable, previo aviso telefónico..aún así el trato fue cordial. El local y la zona ya te dan un rollo buenísimo, nos atiende Pere(padre de la criatura)y nos comenta que su hijo pequeño(jefe de cocina)sale en un momento. Nos presentamos y ponemos nuestros sentidos en sus manos, teniamos muxas ganas de marisco de la zona, nos asesora y explica el tema de la "beda", no obstante prepara una selección espectacular. Menuda bodega, Jordi disfruta de su trabajo y se nota al instante, muxisimas referencias, nos dejamos llevar. Pulpito seco que desaparece antes de que el plato toque el mantel. Hueva(lo más flojito)con cebollita picada por encima. Calamarsets, notable alto, del terreno, correctos en cantidad y calidad. El Riesling nos lo fulminamos en segundos, record del mundo(demasiado entusiasmo); empezamos con el negro, Villagarcia Syrah, vaya cosa elegante, me encanta que me enseñen. Viene la traka, a primera vista la gente apuesta que no lo acabamos, marisco muy bueno, bogavante, cigalas, navajas... Tres trozos de mero fresco de 10... lo limpiamos. Fin de fiesta, fruta fresquita y variada + tres postres de la casa muy correctos: Tarta de queso, manzana y tiramisú. Sorpresita en forma de vozka de chocolate, PX, y tres gin tonics. Gente sana, experiencia y trato familiar.Tornarem.

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