Un año después de mi primera visita vuelvo a acudir a esta taberna-

Un año después de mi primera visita vuelvo a acudir a esta taberna-restaurante situada en pleno barrio de las letras, por tanto en una zona muy turística de Madrid.

La cocina se ha asentado alternando recetas caseras con otras más inventivas y fusionando recetas nacionales con otras extranjeras. Buena materia prima, correcta ejecución y presentación. Raciones de suficiente tamaño. Buenos postres caseros.

La carta de vinos es el fuerte del local, se nota la mano de Paco Berciano. Representación nacional de la principales DO, y una nutrida presencia extranjera, en especial francesa y con referencias del Ródano, Borgoña y Loira. Sólo echo en falta algún vino alemán y algún Champagne más para rizar el rizo. Precios bastante aquilatados. Buenas copas y servicio correcto, sin alardes, pero sin fallos.

Hasta ahora todo bien, local informal, cocina sabrosa y apañada, muy buena carta de vinos, pero qué falla? El ambiente. Mucho ruido, mucho “petardeo”, poca seriedad. A mí me gusta poder disfrutar de un buen vino con tranquilidad y aquí por desgracia, no es posible. Obligado por tanto visitar entre semana.

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