Local de reciente inauguración situado en pleno Barrio de Las Letras.

Local de reciente inauguración situado en pleno Barrio de Las Letras. Decoración sencilla, moderna y funcional con una barra de aperitivos a la entrada y un comedor al fondo. Mesas amplias y bien separadas.
La carta es de corte clásico con algún guiño a la modernidad, separada por tapas, ensaladas y platos principales. La oferta es corta pero suficiente y la ejecución de los platos no es especialmente brillante, pero tampoco decepciona. Correcto en este sentido. Las raciones son de suficiente tamaño y la materia prima es de calidad. Buenos postres.
Carta de vinos de sencilla presentación, pero muy clara y fácil de leer. Hay buena oferta tanto nacional como extranjera. Como curiosidad, hay un gran apartado de Borgoña, Ródano y Loira, algo poco habitual en Madrid. Quizá sólo falta la inclusión de más Champagne o generosos, pero esto es sólo para rizar el rizo. Precios muy buenos. Servicio de vino y mesas correcto y copas normales.
Esta taberna viene a sumarse al todavía corto número de buenos locales vinícolas de Madrid. El proyecto tiene una muy buena base y simplemente habrá que dejar pasar el tiempo para que pulan los todavía lógicos problemas de juventud. Volveremos.

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