Habíamos reservado con días de antelación para comer en el restaurante, con la idea de tomar algún que otro pincho como entrante, un segundo y un postre, pero Alfonso nos cerró esta posibilidad (aún cuando ya eran pasadas las 15:00 y solo había otra mesa ocupada), por lo que nos sentamos en la terraza, cosa que al final agradecimos porque hacía muy buen tiempo y se estaba genial. Además el camarero que nos atendió fue muy amable y nos dedicó mucho tiempo para describir todos y cada uno de los pinchos que pedimos.
Pedimos para 3 personas:
- 2 tostas de bacalao: Laminitas de bacalao en aceite con compota de manzana y confitura de tomate; perfecto el resultado.
- 2 tostas de mousse de cabra : Muy cremosa la textura del queso de cabra al que se le añade un hilo de aceite de oliva.
- 3 blinis de foie: Tremendos. Bravo por el foie a la plancha.
- 3 chupa-chups: Foie en témpura con compota de manzana al cava y caramelo; una pasada.
- 3 cucuruchos con fingers crujientes de pollo marinado y rebozado con reducción de soja; sin grasa.
- 3 de espárragos trigueros: De buen tamaño y en témpura sin grasa; espectacular toque del queso.
- 4 tostas de solomillo: Carne de solomillo de ibérico con salsa de Rochefort; madre mía ¡!!
- 1 tosta de magret de pato: Con un toque de confitura de arándanos; monumental.
De beber: 2 refrescos, 2 cervezas y 2 copas de Dominio del Bendito bien servidas.
Precio total: 43.70€ (IVA y bebidas incluidas)
Nota 1: Mi valoración en apartados comida y entorno debe tomarse como bar de pinchos, no como restaurante.
Nota 2: Sin duda alguna, este local es de visita obligada en Zamora.