Cuando lo importante es comer

Cuando apartamos las exquisiteces de acudir a un restaurante por el servicio, la comodidad, el lujo a fin de cuentas... y dejamos el protagonismo al hecho de comer bien, este restaurante se defiende como uno de los mejores. Y esto no es ni bueno ni malo, depende de lo que uno prefiera en cada momento. Aquí la comida es de primer nivel, los productos de la zona son excepcionales, presentados con la sencillez de la comida casera, en raciones muy generosas. Destacan las verduras locales, los guisos y asados de carne, pero también pescados y moluscos. Por ejemplo, un manojo de espárragos blancos frescos de exquisita finura, de medio kilo aproximadamente, presentado tibio, con vinagreta y mayonesa, por 11 EUR. La carta es amplísima, muy difícil no encontrar diez platos que uno pediría sin dudar. No tiene concesiones a la modernidad, ni falta que le hace. En cuanto a los vinos, su carta es suficiente, con referencias riojanas preferentemente, que es lo que tiene la zona. El trato por el vino es sencillo, pero no falto de lo primordial: buena temperatura y buenas copas. El ambiente es de restaurante local, siempre muy lleno y muy apreciado por los lugareños, con un trato que se puede calificar de justito, pero que se centra en lo básico: dar de comer adecuadamente a 40 personas todos los días, en los tiempos adecuados, con el ritmo correcto, sin alardes y sin florituras. Todo ello a un precio muy razonable: yo salí de allí harto de comer platos tradicionales deliciosos, con vino de la zona, cafés y postres incluidos por 23 EUR/pax.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    jacomur

    He estado este año, regresando de Alimentaria y has descrito muy bién lo que nos pasó durante nuestra comida. Producto, producto, producto y más producto. ¡Qué verduras y espárragos!. Y

  2. #2

    danahil

    en respuesta a jacomur
    Ver mensaje de jacomur

    Jeje. Hola Jacomur. Recuerdo un plato estupendo que tomamos de pimientos del cristal de dos colores con huevo frito y crujiente de panceta. Me recordó al que hacía mi abuela, solo que ella no tenía a mano pimientos del cristal. También tomé un plato de cuchara, de alubias pintas con chorizo y morcilla y repollo, que sirvieron con la carne "a banda", para reventar. Hay comentarios quejosos de este restaurante, no me explico.

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