Ubicado en un sitio privilegiado, aunque las dunas impiden ver el mar. Pedimos de entrantes el tomate valenciano con atun, puntilla y 8 cigalas con 8 gambas ralladas. Luego un plato cada uno, todo regado con 2 botellas de Carlota Suria. Los entrantes los puso todos dobles y lo mejor el alarde del metre, el cual nos dijo que se bañaba desnudo de noche en la playa (sin conocerlo de nada). Eramos cinco y nos cobraron 475 €. Sinceramente me sentí estafado. No vuelvo ni aunque me inviten.
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